Presidente de Médicos sin Banderas
"El problema del dengue no está en los hospitales, sino en la pobreza"
En una Argentina en la que los medios se convulsionan cuando un animador de la tele (cuyo nombre es, al mismo tiempo, adaptado como sinónimo de vanalización) se corta el pelito al estilo Beckam o una diva avejentada y decadente que maneja un vocabulario que no excede las cien palabras sale a clamar por la pena de muerte, en esta Argentina, digo, dos de los protagonistas más buscados por las cámaras y micrófonos durante los últimos días portan nombres desconocidos para la mayoría de nosotros.
Uno se llama Aedes aegypti; su nombre evoca la figura de un despiadado emperador romano o quizás también la de un personaje alado de fábula griega. Sin embargo, el tipo es nomás un mosquito.
El otro nombre es el de Ariel Umpiérrez, bastante más criollo y cuyo portador es el presidente de la organización Médicos sin Banderas.
No fue fácil encontrar al Dr. Umpiérrez antes del cierre de este número; desde que el mes pasado viajara a las zonas calientes del dengue para elaborar un informe que contradice los datos oficiales, su teléfono no para de sonar y pasa buena parte de su tiempo dando entrevistas, explicando que el dengue, a pesar de lo que digan las autoridades de Salud de los gobiernos nacional y provinciales, sigue expandiéndose por varias provincias del territorio argentino y ha infectado a varios miles de personas que los registros oficiales no contabilizan. Es más, se calcula que en algunos pueblos como Pampa del Infierno, Chaco, más del 30% de la población está infectada.
Graduado en La Sorbona de París, Umpiérrez fundó Médicos sin Banderas hace unos 15 años. Los miembros de esta organización no gubernamental se han especializado en emergencias y catástrofes, fundamentalmente aquellas ligadas a la guerra. Es por eso que durante los últimos 15 años han trabajado en lugares sumidos en gravísimos conflictos, desde Ruanda y el Congo hasta Kosovo y Sarajevo, pasando por Haití y muchas otras zonas de esas que se caen de todo circuito turístico mundial.
Aquí Umpiérrez explica qué es el dengue y qué debe hacerse para controlar la epidemia.
Luego de regresar del viaje por el norte del país te has transformado en una de las celebridades argentinas del momento...
Bueno, viste como es esto... Algunas personas tienen una mayor capacidad para comunicar y eso produce un mayor impacto, pero acá lo que importa es que después de este informe se tomen las medidas que hay que tomar. Ya sabés que en Argentina no faltan buenos profesionales...
No, claro, pero el hecho de haber ido adonde pocos quieren ir les ha dado una merecida chapa...
Sí, no hay mucha gente que quiera ir allá; la verdad es que no es agradable exponerte a un virus de esta naturaleza. Nosotros trabajamos muchos años en África y yo me lo agarré y te puedo asegurar que es muy desagradable.
Creo que antes de empezar a hablar de síntomas y contagio y de los responsables de la epidemia, necesitamos entender lo más básico: ¿qué es el dengue y cómo se trasmite?
El dengue es una enfermedad viral que es transmitida por un mosquito; allí en los Estados Unidos, por una cuestión de que sus soldados han estado en todos lados, se conoce más la fiebre amarilla, con la que está emparentada. Hay cuatro cepas diferentes, aunque en Argentina, hasta el momento, se han dado la cepa 1, que es la más suave, y la cepa 2. Algunos ministros de Salud del Interior han dicho que se ha dado también la cepa 4, que es el dengue hemorrágico. En cuanto a la transmisión, la hembra del mosquito pica a una persona con el virus, extrae la sangre, la metaboliza, y en el lapso de tres o cuatro días pica a otra persona y la contagia.
¿Cuáles son los síntomas?
Es como una gripe fuerte, aunque no se manifiestan mocos o catarros, con dolores musculares y articulares muy fuertes y fiebre muy alta. También se sufre de dolor de cabeza, sobre todo detrás de los ojos y la nuca. Ahora, hay que decir que la Organización Mundial de la Salud está advirtiendo que hay un 30% de casos asintomáticos; un día te levantás, te duele un poco el cuerpo, estás cansado, pero seguís. Y eso la convierte en extremadamente peligrosa.
El vector exclusivo de esta enfermedad es el mosquito, entonces, y no se transmite por contagio de persona a persona o a través de objetos contaminados, ¿correcto?
Correcto, y eso la hace mucho más difícil de manejar, porque estamos hablando de mosquitos. A cada persona la pueden picar unos veinte mosquitos por día -pican generalmente a la mañana o al atardecer. Esos mosquitos pican a decenas de personas, lo que hace que el dengue se propague en forma exponencial y sea muy difícil de manejar. Además existe el dengue congénito, que es el que transmite la madre a través de la placenta o en el momento del parto a través de la sangre.
O sea que en el caso de mujeres embarazadas se corre un doble riesgo.
Claro, la mujer embarazada, sobre todo en las últimas tres semanas de embarazo, debe ser extremadamente prudente y tomar todas las precauciones.
La verdad es que debe ser difícil tomar precauciones contra la picadura de un mosquito, sobre todo en ciertas áreas en donde abundan los pastizales, las lagunas, y las condiciones sanitarias no son las mejores...
Sí, no te puedo negar que es muy difícil. Lo único que se puede hacer es ponerse repelente, dormir debajo de un tul o en habitaciones con ventanas que tengan tejido contra mosquitos... todas cosas muy posibles si vivís en California. Imaginate que en el norte argentino hay gente que vive en condiciones miserables, sin agua corriente y que no tiene siquiera para comer.
La ministra de Salud dijo hace un par de días, aunque no le creyó nadie, que el dengue está prácticamente controlado...
Sí, porque las epidemias nunca son una buena noticia para ningún gobierno. No lo fue para China la gripe aviar, no lo fue para la Unión Europea la Vaca Loca, y todos esperan hasta último momento para reconocerlo, porque por un lado se reduce el turismo, por otro se crea una psicosis entre la población, y sobre todo porque electoralmente no es bueno. Aquí pasó lo mismo que pasa siempre: el Gobierno se sigue amparando en los diagnósticos hechos por laboratorios. Y acá hay un solo laboratorio oficial, que está en Pergamino.
Un poco lejos de la acción...
Sí, el foco principal está en el Chaco, Catamarca, en todo el norte del país, así que nadie va a tomar muestras de sangre. Si se comprueba que hubo tres muertos en algún lado, te tenés que preguntar cuánta más gente se ha muerto sin haberse hecho ninguna prueba ni haber ido a un hospital. Los datos oficiales son nada más que orientativos.
Teniendo en cuenta que se trata de un virus ¿existe algún tratamiento específico contra el dengue?
El mismo de todas las enfermedades virales. En la medicina tenemos tres formas de tratar los problemas: la cirugía, los antibióticos o el reposo. La cirugía es para extraer o corregir males desde adentro, los antibióticos son para tratar las bacterias y contra los virus... en realidad no hay nada. Sólo te queda el reposo. Podés tomar paracetamol para calmar el dolor y bajar la temperatura, y guardar reposo. Eso es lo único. Y vamos a decir la verdad: el dengue está asociado a la pobreza, entonces tampoco importa mucho. Es como el chagas, nadie se preocupa demasiado, ya que son los coyas salteños los que se lo agarran. Si se tratara de una enfermedad que afectase al consumidor del primer mundo, el interés sería mayor.
¿Cuándo llega a ser mortal esta enfermedad? ¿Solamente en el caso hemorrágico?
Exactamente. En realidad, hay que hacer una salvedad. Todo en la medicina está inter-vinculado: no es lo mismo que vos te agarres el dengue estando bien alimentado y con un buen antecedente de salud, que siendo una persona que vive en un rancho, desnutrida, y tomando agua contaminada. Lo que se reporta es que la mayoría de las personas que fallecen están dentro de un segmento muy vulnerable en cuanto a la salud, gente con diabetes, con problemas cardíacos o desnutrición.
Ustedes viajaron a varias localidades del norte argentino para investigar el brote de dengue y asistir a los infectados. ¿Qué situación sanitaria encontraron?
Mirá, la verdad es que los hospitales no están tan mal. No les faltan grandes cosas, hay médicos... Por eso te diría que en esas zonas lo más alarmante es la precariedad y la pobreza.
La cosa viene por fuera del sistema sanitario.
Exactamente; eso es algo que se lo hemos dicho a todos los ministros de Salud: el problema del dengue no está en el hospital. Allí el enfermo va porque ya tiene el dengue, y, un poco mejor o un poco peor, todos los hospitales funcionan y cuentan con insumos básicos. El tema es la pobreza. El dengue se propaga porque la gente no tiene agua corriente, entonces hace lo que hizo toda la vida: juntar en baldes o pozos el agua para beber. El mosquito viene, pone los huevos y se va. Así se establece un ciclo. Ahora, no les podés sacar el agua a esa gente, porque es la única que tienen para tomar. Lo que se puede hacer es poner un larvicida, a lo que la gente se resiste porque le cambia el color y el gusto al agua, tienen miedo de que le haga daño... Nosotros también recorrimos el Conurbano de Buenos Aires, Lanús, Villa Ballester, allí hay mucha gente que no tiene agua potable, las calles están todas rotas y con pozos llenos de agua... El hospital no tiene nada que ver con esto.
Se sabía que en la última década los focos de infección se han estado desplazando desde Brasil, Bolivia y Paraguay cada vez más al sur. ¿Qué medidas sanitarias, qué controles se deberían haber implementado para evitar esta actual epidemia?
Habría que haber establecido una barrera sanitaria, como en algunos países se está haciendo ahora con la gripe porcina...
¿Cómo se establece una barrera sanitaria?
Lo voy a explicar con un ejemplo para que toda la gente lo entienda fácilmente. Si yo sé que en México hay importantes focos de una epidemia viral y agresiva como es la gripe porcina, cada vuelo que venga de México a la Argentina lo voy a controlar. En la época de la fiebre aftosa, cuando cruzabas hacia Uruguay en auto te lo fumigaban en la frontera. Cuando hay un problema en el país de origen, las compañías aéreas hacen que las azafatas pasen rociando un spray en la cabina y entre los asientos del avión. Por eso, todo lo que venga de allá lo limpio: camiones, barcos, ómnibus, etc. Tiene que haber unidades sanitarias móviles en los aeropuertos para controlar si la gente tiene síntomas de una determinada enfermedad. Lo está haciendo Brasil por la gripe porcina, lo está haciendo México, y también Estados Unidos. En nuestro caso, lo que había que haber hecho es fumigar en la frontera todos los micros, vehículos particulares o trenes que vengan de Brasil, Paraguay o Bolivia.
La enfermedad se expande, entonces, gracias a que los mosquitos viajan en cualquier colectivo que los deje bien...
Claro, eso se lo decíamos a la ministra de salud. El mosquito no viene volando desde Brasil, sino que -aunque suene gracioso- se sube a alguno de los miles de micros o camiones que viajan hacia aquí, y cuando se abre la bodega en retiro, por ejemplo, ahí salen todos los mosquitos que viajaban de polizones. Y a partir de allí, pican a uno, a dos, y se hace exponencial. Por otra parte, si yo voy a Brasil y me pica un mosquito con dengue, cuando vengo acá incubo la enfermedad, la desarrollo, me pica un mosquito acá en Buenos Aires y a partir de ahí lo transmite a otro y a otro. A mí me pueden picar diez mosquitos, y cada uno de ellos va a picar a diez personas más.
De ahora en más, con la epidemia ya instalada, ¿qué hay que hacer para detener el dengue y cuánto tiempo podría tomar terminar con el problema?
En nuestro caso habría que hacer dos cosas: primero, ya que los huevos de los mosquitos perduran en el agua hasta dos años, hay que eliminarlos limpiando casas, fondos, jardines, aljibes... hacer un trabajo casa por casa. Hay que fumigar barrios enteros, sus calles, sus plazas, terrenos baldíos. Luego tenemos que evitar que entre la cepa 4, poniendo barreras sanitarias en las fronteras, como te acabo de decir. Fumigar todo vehículo que entre por las fronteras, y controlar a todos los viajeros que entren con síntomas sospechosos.
¿Qué otras enfermedades podrían seguir los pasos del dengue y tornarse en epidemia por falta de controles sanitarios y asistencia médica en áreas pobres de la Argentina?
Los casos más graves son el chagas, que está rebrotando de una manera muy fuerte, la fiebre amarilla y la tuberculosis. Todas las enfermedades ligadas esencialmente a la pobreza. ©
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