Un tano con nombre inglés que salió de La Cueva
Su nombre lo ubicaría caminando las calles del Piccadilly Circus londinense, o regenteando algún pub neoyorquino, sin embargo, más tano que este no se hacen. Su verdadero nombre era Giuliano Canterini, había nacido en Liguria, Italia, y en Argentina se transformó en uno de los pioneros del rock nacional.
Alguna vez contó que su nombre artístico, el mismo que mantuvo durante toda su vida, se lo había puesto un inglés, presidente del sello discográfico que los había contratado, y proviene de una mezcla entre Billy the Kid y James Bond.
Billy Bond, en efecto, fue uno de los que comenzaron a cimentar el rock cantado en castellano a mediados de los '60, primero con su banda Los Guantes Negros, y luego con La Pesada del rock and Roll, grupo en el que colaboraron algunos de los más grandes exponentes del rock local, como Luis Alberto Spinetta, Claudio Gabis, Pappo y David Lebón, entre otros, y con el cual grabaría cinco discos.
En tiempos en los que no sobraban locales para tocar este tipo de música, Billy Bond fue el director artístico del mítico tugurio La Cueva, ubicado en la Avenida Pueyrredón al 1700, que frecuentaron personajes como Moris, Tanguito, Los Gatos, y hasta Sandro. Una noche de tumulto roquero y policial en el Luna Park, inmortalizó la frase “rompan todo”.
En 1973, su mala fama entre “las fuerzas del orden”, como era de esperar, lo obligaron a exiliarse en Brasil, en donde se consolidó como productor de discos y representante de giras musicales, además de continuar con su música.
Más que un músico o cantante, Billy Bond fue un personaje del rock argentino. Como él mismo reconoce en un reportaje para la revista Rolling Stone a 50 años de aquel “Rompan todo”: “Yo nunca fui músico. Siempre digo eso, no soy Pappo, no soy Charly, no soy ninguno de esos. Soy el único que es performance, pero que a la vez sabe si Charly desafina”. Y como para dejar en claro que no vive de las glorias del pasado, agrega: “Para mí lo que vale es lo que está pasando ahora, no lo que hice ayer. Muchas veces lo repito, vivo de lo que soy, no de lo que era. Lo que fui, está bien y lo respeto, pero lo que me importa es el día a día, hoy, cada minuto que pasa. Entonces, no me pidas que tenga un disco, como no tengo una remera; nada. Voy quemando, yo lo tiro a la basura para poder cambiar de piel”.
Entre las canciones más recordadas de La Pesada, podemos nombrar a Salgan al Sol, Verdes Prados y Tontos.
SALGAN AL SOL
Setenta biblioratos nada más,
y ni un maní para mascar.
Cuatro minifaldas y un patín
olvidadas en un rincón.
Salgan al sol, revienten,
salgan al sol.
Salgan al sol, idiotas.
Setenta biblioratos nada más,
ni un maní para mascar.
Una secretaria en minifalda
y mi jefe en el rincón.
Salgan al sol, revienten,
salgan al sol.
Salgan al sol, paquetes.
Cuatro solteronas desinfladas
que se creen un primor.
Mesa redonda y un doctor
que les habla del amor.
Salgan al sol, revienten,
salgan al sol.
Salgan al sol, idiotas.
Cuatro solteronas desinfladas
que se creen un primor.
Mesa redonda y un doctor
que les habla del amor.
Salgan al sol, revienten,
salgan al sol.
Salgan al sol, idiotas. ¤