Leyenda de La Pampa
Esto sucedió en el tiempo que los animales hablaban y había una gran escasez. El zorro con toda maña se había hecho compadre del gallo. Entonces un día vino y lo invitó al gallo a que salieran a rodar tierras y a buscar comida.
Prepararon las cosas y salieron. Anduvieron un buen trecho. Como el gallo se alimentaba de pastitos, de semillas y bichitos, siempre encontraba algo para comer. Pero el zorro, como se alimentaba de carne, no encontraba nada. Entonces, ya muy hambriento, el zorro le dijo al gallo:
-Mire, compadre, me parece que si no encuentro nada para comer, me lo voy a tener que comer a usté.
El gallo se asustó mucho y le contestó:
-Pero, compadre, ¿cómo es eso? Usté es mi compadre, usté no me puede comer a mí.
-Así no más hai de ser, compadre -le dijo el zorro, y lo agarró del cuello. Y ahí el gallo pegó el grito y le dijo:
-Compadre, vienen unos arrieros, grite que yo soy suyo pa’ que no lo persigan.
El zorro se lo creyó, quiso abrir la boca para gritar y el gallo se escapó y se voló a un árbol. Se dio cuenta el zorro y le empezó a decir que era una broma, que cómo lo iba a comer si eran compadres... Tanto le dijo que al fin el gallo se bajó. Siguieron andando. Al otro día, el zorro, cada vez con más hambre, se decide a comerlo al compadre. Y entonces le dice:
-Yo me lo voy a tener que comer nomás...
Y en eso ven una polvareda que se levantaba a la distancia, y el gallo le dice al zorro:
-Mire, mire, compadre, lo que viene ahí cerquita. Pueden ser animales para carniar. Espere, voy a ver.
Entonces el zorro le dice al gallo que se suba a divisar. El gallo, subido a un árbol, dice:
-Uno... dos... tres... y el cazador.
-¿Qué dice compadre?
El gallo no contestaba y mirando lejos seguía:
-Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis y el cazador.
-Pero ¿qué pasa? -decía el zorro desesperado.
Nada contestaba el gallo y seguía diciendo:
-Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... y el cazador.
Y seguía contando el gallo, pero como el zorro le rogaba que por su vida le dijera quién venía, al fin le dijo:
-Son perros que vienen con un cazador. Dispare, compadre, que lo van a matar.
-¿De qué lado vienen? ¿Para dónde puedo disparar, compadre?
-Dispare para aquel lado -le dice el gallo señalando para el lado que venían los perros.
Y ahí cerquita nomás se encontró de golpe con los perros que venían corriendo y lo agarraron entre todos. Así se salvó el pobre gallo que creyó que el zorro era un compadre verdadero. ¤