Vicepresidente y Director General de la Fundación Favaloro
"El médico tiene que encontrar el alma del paciente"
Vamos a evitar aquí todo tipo de elegías referentes al Dr. René Favaloro. La sociedad argentina se ha encargado ya de erigirlo como ícono del trabajo y la decencia nacional; claro, esto después de que agobiado por las deudas y "cansado de sentirse un mendigo en su propio país", tomara la decisión de pegarse un tiro. En el corazón, nada menos. Pero lo que queda de Favaloro no es sólo un conocido legado testimonial, una ética, sino una Fundación y un Hospital Universitario que se cuenta entre los más avanzados del país, sobre todo, por supuesto, en lo referente a tratamientos cardíacos.
El Dr. Eduardo H. Raimondi se sumó a la Fundación Favaloro en 1992, cuando ésta recién se establecía. Especializado en inmunogenética y genética forense, desde el 2001 es además el vicepresidente y director general de la Fundación, a la que, junto con un consejo directivo, se encargó de revitalizar.
Si bien el nombre de Favaloro siempre se ha relacionado a cuestiones que tienen que ver con la salud y tratamientos de enfermedades del corazón, hoy la Fundación trabaja dentro de un espectro mucho más amplio...
Así es. Usted sabe que en el año 2000, cuando se suicida el Dr. René Favaloro, había una crisis económica y financiera muy grande. Ahora, imagínese que en la Fundación tenemos 20 mil metros cuadrados de edificio, teníamos 1500 personas trabajando ahí, todo para una monovalencia, que era la cirugía cardiovascular y trasplantes. Entonces decidimos que sería mejor ir avanzando en incorporar nuevas especialidades, siempre apuntando a la alta complejidad. Se decide entonces crear nuevos servicios, realizar trasplantes de intestinos -es el único centro del país que lo hace- se repatria a un argentino que con mucho éxito trabajaba en el programa de trasplantes intestinales en el Mount Sinai de Nueva York, a partir de lo cual comenzamos a realizar trasplantes de intestinos con gastroenterología, e incluso crear un instituto de neurociencias abarcando todas sus áreas...
¿Los profesionales que trabajan en la Fundación se forman en la Universidad Favaloro?
Nuestra Universidad es muy joven, recién ha salido la décima camada, pero la mayoría de los médicos que se reciben aquí quedan como residentes; hoy en día tenemos residencias en cardiología, neurología, clínica, terapia intensiva y nefrología, con lo cual estimulamos a que los nuevos médicos se queden con nosotros y luego tengan una salida laboral, y en el proceso los vamos formando. Hoy tenemos un abastecimiento propio bastante completo. Lo bueno es que el médico así aprende a querer a la Fundación, porque ahí se forma, y además conoce la estructura y nuestra filosofía.
Recién mencionaba las intervenciones de alta complejidad que se realizan en la Fundación, y me imagino que esto requiere no sólo de la capacidad de los profesionales médicos, sino también de la tecnología necesaria para realizarlas. ¿Cómo están ubicados a nivel tecnológico?
En este momento, dentro de las especialidades que estamos haciendo, contamos con tecnología de punta. En lo que se refiere a lo molecular, al ADN, que es de lo que me encargo yo, tenemos el laboratorio más avanzado de Latinoamérica. Desde lo molecular hasta lo más sofisticado, como puede ser una cirugía a corazón abierto o un reemplazo de válvulas y otros campos por el estilo, yo le diría que en cuanto a los resultados estamos al nivel de los mejores centros de los Estados Unidos o de Europa, y en cuanto al equipamiento estamos entre un 80 y un 90 % de lo ideal.
¿Qué lugar ocupa la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas dentro del trabajo general del Hospital?
Es muy importante; es un tercio de todo nuestro trabajo. La investigación es un aspecto que requiere de mucho esfuerzo; desde su formación misma, el médico ya tiene una materia que es Investigación, y además el estudiante desde el primer minuto tiene contacto con los investigadores. La Fundación tiene toda un área destinada a la investigación, a administrar, a buscar trabajos, y a calificar trabajos. A mí no me gusta mucho que los laboratorios paguen los planes, porque eso al final termina corrompiendo la mente del médico. Así que estamos generando fondos propios para desarrollar ideas propias, para que los médicos no sean parte de un protocolo que viene de los Estados Unidos en donde se transforman en simples "juntadores” de datos, sino que nazca acá y genere nuevas ideas. Y esto se está logrando.
En un texto dedicado a la “Visión” de la Fundación se menciona el “humanismo médico”, cosa que -al menos por estos lados- es hoy una expresión que remonta a tiempos idos. ¿Cómo interpretan el “humanismo médico”?
Este es uno de los legados del Dr. Favaloro y es una de las convicciones que tenemos los que trabajamos aquí. Nosotros el perfil de médico que buscamos para nuestro hospital tiene que tener tres patas mínimas: la asistencia, le tiene que gustar la docencia (porque va a ser parte de nuestra Universidad como docente), y la investigación. Esto que se está perdiendo en muchas partes del mundo y en particular en los países más industrializados, nosotros lo incorporamos para que nuestros médicos recuerden que el humanismo tiene diversos aspectos. De todas formas, decir “humanismo”, que es amor por el prójimo, es una redundancia, porque el médico nace para cuidar al otro. Lo que pasa es que el médico en cierto momento se mercantiliza, comienza a trabajar sólo por la plata y finalmente reemplaza el contacto con el paciente por una máquina. Así se pierde un derecho fundamental del paciente que es el estar con alguien que lo escuche, que lo comprenda y que lo atienda. Eso es algo que se fomenta en la Fundación. Por otra parte, el humanismo médico se practica también con aquellos pacientes que no tienen dinero para pagar la atención. Nosotros no podemos reemplazar al hospital público, que está devastado, pero tenemos un centro de recaudación de fondos y ese dinero lo dedicamos fundamentalmente al reequipamiento y a la creación de un fondo para atender a la gente que no tiene plata para pagar sus intervenciones.
¿Tienen datos sobre cuál es la proporción de gente de bajos recursos que se atiende en la Fundación?
Hay dos niveles distintos de bajos recursos. Es interesante porque el 70% de esa gente viene de obras sociales que tienen que ver con el Estado nacional o algún estado provincial, es decir, son empleados públicos, cobran muy poca plata... son policías, maestros, o cosas así. O sea que no son indigentes, pero son personas de muy bajos ingresos. El restante 30% son indigentes. Por fuera están los pacientes privados o de prepagas, de un nivel económico medio y alto. El costo que significaba atender a ese 30% de indigentes era monstruoso, y no lo pudimos mantener; ahora estamos atendiendo a un 10% de indigentes que no pagan un peso.
Ya que estamos en el tema, recuerdo que Favaloro señaló en su momento que problemas como la desigualdad, la violencia social e incluso la contaminación forman parte de la “salud social” del país, por llamarlo de alguna forma. Me imagino que hoy la situación social debe impactar en la salud física de los pacientes de una manera mucho más fuerte que hace un par de décadas. ¿Ustedes lo notan así?
Sí, impacta muchísimo. Hay mucha gente que muere en lista de espera y el Estado no hace lo que tiene que hacer, y eso que hablamos de pacientes de alta complejidad, que necesitan un reemplazo valvular cardíaco o que requieren trasplantes o cirugía en el cerebro, y lo peor es que no hay forma de hacerlo por nosotros mismos. En Argentina, al menos, no existe el “mecenazgo” como en Estados Unidos, por ejemplo, en donde viene un mecenas y pone 100 millones de dólares en una institución. Acá eso no existe; hay un sólo caso, que es el de Perez Companc, que pone todo en el Hospital Austral y listo. Sí tenemos muchos miles de pequeños mecenas, que ponen de a $10 o lo que pueden, pero no alcanza para soportar los costos. Imagínese que una cirugía cardiovascular de media o alta complejidad tiene un costo de entre 40 y 50 mil pesos. Nosotros estamos juntando apenas unos 350 mil pesos mensuales bajo todo concepto, que no es nada, porque hay una cantidad muy alta de indigentes que requieren de atención.
El Dr. Favaloro -y esto es algo que hoy se mantiene en la Declaración de Principios de la Fundación- solía hablar del “alma” del paciente, un término bastante inusual, viniendo de un científico de la salud. ¿De qué manera se trabaja con el “alma” de los pacientes?
Favaloro hablaba muchísimo de esto; él se refería a algo que tenemos todos y que tiene que ver con los sentimientos. Uno va al médico, y más allá de querer saber sobre ese tumorcito que tiene en la piel, quiere que el médico establezca una relación con él. Favaloro decía, en términos figurativos, que había que acariciar el alma del paciente. A veces el paciente se está muriendo y el médico tiene que encontrar el alma, no en un sentido religioso, sino en el sentimiento, y uno puede hacer mucho por ese paciente aunque no pueda ya hacer nada desde lo médico. Hablándole, explicándole, conteniéndole, pasando por su habitación, demostrándole que se interesa por él... A eso se refería Favaloro cuando hablaba del alma del paciente. ©
Detallemos, con la esperanza de que aparezca algún mecenas por estas tierras, cómo utilizan los recursos provenientes de donaciones y cómo se pueden realizar donaciones desde el exterior.
Las donaciones van básicamente dirigidas a tres puntos: reequipamiento, soporte de las cirugías de alta complejidad para los pacientes que no pueden pagarlas, y el mantenimiento del edificio. Cuando hay fondos suficientes, los destinamos también para desarrollar protocolos propios de investigación. En cuanto a la forma para ayudar, la verdad es que es bastante fácil, ya que tenemos un número de teléfono que lo deriva directamente a la oficina de "fundraising". En la actualidad tenemos gente que aporta, pero siempre de manera espasmódica. Hoy más que nada necesitamos un mecenas que ayude en forma continua. Por supuesto, para evitar temas de lavado de dinero y cosas así, hay un par de trámites para hacer, pero los hacemos nosotros y no el donante. Así que una vez que se contactan con nosotros, la cosa se hace fácil.
“La prevención y el control de enfermedades son fundamentales para el mejoramiento continuo de la salud de la población. Para ello se deben tomar medidas destinadas a producir cambios en el nivel de vida de las poblaciones marginadas y eliminar las desigualdades evitables e injustas en términos de salud y bienestar individual y colectivo, demanda persistente y creciente de las sociedades latinoamericanas”.
Dr. René Favaloro
Fundación Favaloro
Av. Belgrano 1746, (C1093AAS)
Buenos Aires, Argentina
Teléfonos: (54-11) 4378-1200/1300
www.fundacionfavaloro.org
“En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”.
Dr. René Favaloro