Ahora el tema de Southern Winds es otro de los típicos casos de su ánimo figurativo, porque ahora y con las papas quemando, sale a decir que el estado no tiene nada que ver con Southern Winds. No era lo mismo que decía cuando con bombos y platillos, hace un año y medio, inauguraba oficialmente el mamarracho por él creado, y titulado: “Asociación Estratégica” entre Lafsa (Líneas Aéreas Federales S.A.) por el lado del estado y Southern Winds, como compañía privada. En ese mismo acto se decidió a subvencionar a esta empresa con casi ocho millones de pesos mensuales.
En esta especie de Poncio Pilatos que son nuestros políticos, que siempre se lavan las manos, que nunca es culpa de ellos, en este caso, Kirchner (como Ibarra con Cromañón), dice no ser culpable de nada. Habría que preguntarle si sabe qué es una Aduana, a qué se dedica y de quién depende.
Pero así estamos y lo peor es que no sabemos para dónde vamos. El estado no despierta de su letargo, siempre reacciona tarde y muchas veces hasta lo hace sin sentido; no hay prevención del delito ni prevención de desastres. Por lo general, la decisión es cerrar todo, prohibir todo, al menos hasta que la noticia desaparezca de las tapas de los diarios y entonces se vuelve a las andadas. Son políticos para dirigir un cementerio, todo tranquilito, nunca una idea imaginativa, todo sin movimiento, esperando a que pase el tiempo entre una elección y otra, sin arriesgar nada. Pero a la vista de los hechos y de lo actuado por nuestros políticos, si se les diera a administrar un cementerio, seguro que se les pierden los muertos. Por supuesto, a los familiares les seguirían cobrando como si realmente los tuvieran.
Volviendo al tema del tráfico de drogas, al igual que con otras tragedias o vergüenzas nacionales, hubo avisos del descontrol del estado. Desde 1999 la administración norteamericana viene avisando que Ezeiza es un descontrol. En una mini crisis salvada por la diplomacia argentina en el año 2002, Estados Unidos llegó a amenazar con prohibir los vuelos desde Argentina por la falta de control; es más, inspectores norteamericanos introdujeron armas en maletas que llegaron sin problemas desde Argentina a su país.
Ahora es tiempo de diatribas y frases rimbombantes, pero ¿qué pasó en nuestro país para que un cargamento de 60 kg. de cocaína llegara tranquilamente a España, y en valijas sin acompañamiento de pasajeros, algo estrictamente prohibido? No se sabe y quizá nunca se sepa. También se divulgó que durante el 2004, Southern Winds despachó 50 valijas voladoras (sin acompañantes), de las que aún se desconoce el contenido. Lo terrible es que durante el 2004 se decomisaron en Ezeiza 60 kg. de cocaína, la misma cantidad que en un solo embarque llegó a España.
De la causa se desprende que todos los organismos fiscalizadores “fallaron”. La forma común de control es que primero la valija pase por un scanner de la empresa TAS (la compañía de seguridad contratada por Southern Winds), y luego por otro scanner de la Policía Aeronáutica. El tercer control lo hace Aduanas, que aunque suene increíble, no revisa todos los bultos, sino que realiza una especie de “muestreo”. Un dato no menor: la Aduana, en los últimos seis meses, controló varios vuelos de Iberia y Aerolíneas Argentinas, pero uno solo de Southern Winds. ¿Casualidad o corrupción? Señor Presidente, ¿de quién dependen la Fuerza Aérea y la Aduana? Otras peculiaridades del caso: desaparecieron todas las filmaciones de las 150 cámaras de grabaciones del aeropuerto. Hay un testigo con ¿identidad reservada? en la causa. Se llama Cristián Maggio, es uno de los dueños de Southern Winds y, como se ve, la justicia no pudo preservar el secreto de su nombre.
La pregunta del millón es: ¿qué hubiera pasado si en lugar de drogas, se hubiera tratado de explosivos? Cuántas preguntas sin respuestas.
El presidente Kircher, en su afán mediático y demagógico, descabezó la cúpula de la Fuerza Aérea. Todos sabemos que nuestros militares siguen en los primeros puestos del ránking de odio de la sociedad, así que la población verá con muy buenos ojos esta medida. De los cargos políticos involucrados, como el ministro de Defensa, el director de Aduanas y Secretarías Políticas, ni una palabra.
La corrupción, la falta de prevención y de ideas, la falta de seguridad en todo sentido, siguen golpeando a nuestro país. En la Argentina de los últimos años uno puede morir no sólo por un asalto, sino también porque se cae un balcón, porque estalla un polvorín en el pueblo, porque no se realizan los controles a un avión, bailando y/o escuchando un recital, quemado en un geriatrico o que se te caiga un techo en la cabeza.
Hoy, la Argentina goza de lo que podemos llamar “una leve serenidad económica”, pero lo que ocurre en todas las demás esferas del estado no nos indican que estemos en un camino de cambio o de racionalidad.
La Argentina, desde hace muchos años, tiene en su cuerpo un parásito, un alien, un veneno que no mata pero duele, y es esta raza de políticos corruptos que carcomen nuestras entrañas. Mientras no se encuentre el remedio para erradicar esta lombriz solitaria, Argentina no tiene futuro. Θ