Nostalgia por la tierra que nos vio nacer
Hola amigos, hoy les quiero comentar sobre una frase que tanto usted como yo usamos a menudo, ya que nos encontramos lejos de la tierra que nos vio nacer.
Esta frase es: “Me encuentro lejos del pago”. Los gauchos usaban esta frase cuando estaban lejos de su terruño natal o también lejos de la querencia. Esta costumbre se explica en el libro “Voces y Costumbres del Campo Argentino”, de Pedro Inchauspe:
El gaucho nacía y se criaba en un lugar o, simplemente, vivía allí mucho tiempo; los campos, los establecimientos, los animales y la gente le eran tan conocidos, tan familiares, como la palma de las manos; ése era su pago y si alguna vez, ya por razones de trabajo, ya por cualquier otro motivo, llegaba a tener que abandonarlo, vivía pensando en el regreso, pues para él no había en toda la tierra pago mejor que el suyo.
“Irse del pago” y “volver al pago” son frases que los argentinos usamos frecuentemente.
La Querencia
Así como los gauchos se aficionaban al pago, también los animales se acostumbran a vivir en un lugar, en un campo determinado; eso es para ellos “la querencia” —de querer, sentir atracción— y cuando lo llevan a otro lugar extrañan y tratan de volverse, aún desde varias leguas de distancia, en la primera oportunidad.
Este instinto de los animales daba mucho trabajo en los tiempos en que no había alambrados; los estancieros tenían que vigilar día y noche las haciendas recién trasladadas, hasta lograr que se “aquerenciaran”, es decir, que le tomaran afición, cariño, al nuevo sitio.
Sin embargo, en ciertas ocasiones, esa tendencia tiene sus ventajas: en la noche, regresando a “las casas”, el hombre de campo puede dormirse tranquilamente sobre el recado, pues sabe que su caballo irá derecho a “la querencia”, sin desviarse del camino.
O si presta un caballo de su tropilla a un amigo que va de viaje, podrá decirle, con entera confianza: —Cuando no lo necesite, lo suelta nomás, que él solo se volverá a “la querencia”.
Y así ocurre, efectivamente.
También el hombre y la mujer de campo suelen llamar “querencia” al lugar donde tienen la casa y la familia. ¤