Hogar del sable de San Martín
De los muchos museos que hay en Argentina, el Museo Histórico Nacional ocupa un lugar de privilegio al poseer la mejor colección relacionada con el primer siglo de historia del país.
Es ahí que se encuentra el sable del General San Martín, por ejemplo. Pero su ubicación en la relativamente poca transitada zona de Parque Lezama, sumado a la mala fama que se hizo la zona en las últimas décadas, significó que durante mucho tiempo fuera un museo poco visitado. Pero con la revitalización de Parque Lezama, su destino ha cambiado. Hoy podemos decir con alegría que siempre hay colas de personas tratando de ingresar. Aquí un informe.
Primero, un poco de historia. El museo, que al principio era llamado Museo Histórico de la Capital, fue creado por el Intendente de Buenos Aires Francisco Seeber el 24 de mayo de 1889. Adolfo Carranza fue designado Director del museo que recién fue inaugurado el 15 de febrero de 1891, en un predio perteneciente al gobierno nacional. Parte de la colección provenía de descendientes de los hombres importantes de la Revolución de Mayo y la Guerra de la Independencia Argentina, con los cuales Carranza se había comunicado para que los donaran. La otra parte provenía del viejo Museo Público, institución formada en 1822 por Bernardino Rivadavia, que tuvo que donar objetos.
El museo al principio estaba ubicado en Avenida Santa Fe 3951, donde hoy funciona el Jardín Botánico. En 1897, cuando la Municipalidad de Buenos Aires se hizo cargo de los terrenos vendidos por Ángela Álzaga de Lezama (actual Parque Lezama), el museo se mudó a la imponente mansión que se encontraba en los mismos. Ahí sigue hasta nuestros días.
El museo hoy
Hoy en día no todo el espacio del Museo Histórico Nacional está destinado a exponer sus objetos, ya que solo una parte de la mansión parece usarse, habiéndose retirado de la vista del público mucha de la documentación que antes exhibía. Pero todavía queda bastante para ver. Entre otros objetos, puede verse el sable corvo del general José de San Martín, siempre acompañado de un Granadero, el sable del general Manuel Belgrano, la bandera de la Batalla de Ayohúma, un óleo de Prilidiano Pueyrredón que muestra a Manuelita Rosas, un uniforme del general Martín Güemes, y una réplica del dormitorio que tenía San Martín en Boulogne Sur Mer. También tiene muchos objetos mundanos que pertenecieron a las familias de entonces.
Por todo esto, a pesar de las limitaciones ya mencionadas, recomendamos una visita. ¤