Las esperanzas de los que emigran y la cruda realidad global
La crisis económica que atraviesa Argentina desde hace años ha llevado a muchos ciudadanos a pensar que la solución es sencilla: solo hay que emigrar a países más desarrollados, donde supuestamente se vive mejor y hay más oportunidades.
Sin embargo, esta visión idealizada de las naciones llamadas “países en serio” o “países de verdad” no se corresponde con la realidad, ya que en todas partes existen desigualdades sociales, injusticias y problemas económicos.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina cerró el 2022 con una inflación anual del 95%, la tercera más alta del mundo, solo superada por Venezuela y Sudán del Sur. Además, el país registró una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 9,9% en 2020 debido a la pandemia de covid-19, y una recuperación parcial del 10,3% en 2021, que no alcanzó para revertir el deterioro de los indicadores sociales.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 42% de los argentinos vive por debajo de la línea de pobreza, y el 10,5% en la indigencia. La situación es aún más grave entre los niños y adolescentes: el 54,2% de los menores de 14 años es pobre, y el 14,5% es indigente. Estas cifras reflejan el impacto de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios frente al aumento constante de los precios, especialmente de los alimentos y los servicios básicos.
¿La salida es Ezeiza?
Ante este panorama desolador, muchos argentinos sueñan con irse a vivir a países como Suiza, los escandinavos, Estados Unidos, Japón o Alemania, donde creen que podrán acceder a una mejor calidad de vida, un mayor nivel educativo y una mayor seguridad jurídica. Pero estos países también tienen sus propios desafíos y dificultades, que muchas veces son ignorados o minimizados por quienes los idealizan.
Por ejemplo, Suiza es uno de los países más ricos del mundo, pero también uno de los más caros para vivir. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Suiza tiene el costo de vida más alto entre los países miembros de esta organización, con un índice de precios al consumidor un 64% superior al promedio. Además, Suiza tiene una fuerte presión fiscal sobre los ingresos medios y altos, y un sistema de salud privado que requiere un alto gasto de bolsillo.
“Muchos argentinos sueñan con irse a vivir a países como Suiza, países escandinavos, Estados Unidos, Japón o Alemania, donde creen que podrán acceder a una mejor calidad de vida, un mayor nivel educativo y una mayor seguridad jurídica”
Los países escandinavos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) son reconocidos por su alto nivel de desarrollo humano, su estado de bienestar social y su igualdad de género. Sin embargo, estos países también tienen sus problemas, como el alto costo de vida, la elevada carga impositiva, el clima frío y oscuro durante gran parte del año y los desafíos para integrarse a una sociedad homogénea y reservada.
Estados Unidos es la primera potencia económica mundial y el destino preferido por muchos inmigrantes que buscan el sueño americano, pero también tiene una gran brecha entre ricos y pobres, un sistema de salud excluyente y costoso, una alta violencia armada y racial y una polarización política que ha generado crisis institucionales.
Japón es una nación líder en tecnología e innovación, con una cultura milenaria y una sociedad disciplinada y respetuosa, pero su economía está estancada desde hace décadas, cuenta con una población envejecida y en declive, un alto nivel de estrés laboral y social, y una baja diversidad étnica y cultural.
Alemania es la locomotora económica de Europa y un referente mundial en industria, educación e investigación. Sin embargo, también tiene una alta carga tributaria sobre los trabajadores, un clima frío y gris durante gran parte del año y una historia reciente marcada por el nazismo y la división.
“A pesar de las dificultades económicas que atraviesa Argentina desde hace décadas, el país sigue siendo un lugar hermoso para vivir y sentirse parte de él es un orgullo”
Estos ejemplos muestran que ningún país es perfecto ni tiene todas las respuestas a los problemas económicos y sociales que aquejan a la humanidad. Por eso, antes de idealizar a otros países como paraísos inalcanzables o modelos a seguir sin cuestionamientos, es importante conocer sus realidades con objetividad y profundidad.
El orgullo de ser argentino
Asimismo, es necesario reconocer las fortalezas y debilidades propias como nación, así como las oportunidades y amenazas que se presentan en el contexto global. Solo así se podrá construir un proyecto colectivo que permita superar las crisis recurrentes que afectan a Argentina desde hace décadas y lograr un desarrollo sostenible e inclusivo para todos sus habitantes.
A pesar de las dificultades económicas que atraviesa Argentina desde hace décadas, el país sigue siendo un lugar hermoso para vivir y sentirse parte de él es un orgullo. Los argentinos tienen un fuerte sentido de pertenencia y de identidad nacional, que se expresa en su cultura, su historia y su diversidad. La amistad, los lazos familiares y la buena predisposición de las personas son valores que se mantienen más allá de las diferencias políticas o religiosas que puedan existir. Estos valores generan redes de contención intangibles, que brindan apoyo emocional y solidaridad a quienes lo necesitan. Estas redes ayudan a sobrellevar la recesión y la debacle económica, que afectan el bienestar material pero no el espiritual. Porque los argentinos saben que lo más importante es el amor y la contención emocional, que son los pilares de una vida plena y feliz.¤