A lo largo de su historia, Estados Unidos ha experimentado numerosas epidemias. Se suele documentar que la primera fue la de la viruela que trajeron los “pilgrims” europeos entre 1633 y 1634, y que causó estragos especialmente entre los nativos americanos. Más de un siglo después, la fiebre amarilla llegó del Caribe a las costas del este y explotó con particular dramatismo en la ciudad de Philadelphia, causando la muerte de casi el 10% de su población. Ya en el siglo 19, se desataron las del cólera y la fiebre escarlatina, y durante el siglo 20 las de la gripe española, y más tarde la de la difteria, la del polio, y la de la gripe aviar, que causó más de un millón de muertes a nivel global y unas 116 mil en los Estados Unidos.
Lógicamente, las epidemias que más recordamos todos son las más recientes, como la del HIV y SIDA de los '80, y la desatada en el 2009, conocida como gripe porcina, sin mencionar la más reciente y dramática de todas, de la que aún nos estamos recuperando.
Sin embargo, el Dr. Vivek Murthy, Cirujano General de Estados Unidos, declaró el mes pasado que en la actualidad la epidemia que más preocupa es la de “la soledad y el aislamiento” que afecta a todo el país y tiene serias repercusiones en el nivel físico y emocional de los estadounidenses. “En los últimos años, aproximadamente uno de cada dos adultos en Estados Unidos informó haber experimentado soledad, y eso fue antes de que la pandemia de COVID-19 nos privara a muchos de nosotros de encontrarnos con amigos, seres queridos y sistemas de apoyo”, declaró Murthy.
Está probado científicamente que la soledad y el aislamiento están relacionados con problemas de sueño y del sistema inmune en los adultos más jóvenes, mientras que, en las personas mayores, suelen desembocar en dolores corporales, insomnio, depresión, ansiedad y hasta una vida más corta. En personas de todas las edades, pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes, adicciones, tendencias suicidas, y demencia.
Por todo esto, el Cirujano General propone crear una Estrategia Nacional para Promover la Conexión Social, ya que esto puede colaborar a amortiguar los problemas de salud y promover comunidades más resistentes y felices.
“La conexión social es tan esencial para la humanidad como la comida, el agua o la vivienda”, dice un aviso divulgado por Murthy. “Dadas las profundas consecuencias de la soledad y el aislamiento, tenemos la oportunidad y la obligación de hacer las mismas inversiones para abordar la conexión social que hemos hecho para abordar el consumo de tabaco, la obesidad y la crisis de adicción”, agrega el Cirujano General.
Este plan, aprobado por la administración del presidente Joe Biden, contempla seis pilares sobre los que se basaría esta estrategia:
El primero se centra en fortalecer la infraestructura social en las comunidades e impulsar programas comunitarios. “El acceso equitativo a la infraestructura social para todos los grupos, incluidos los que corren mayor riesgo de desconexión social, es fundamental para construir una comunidad nacional y global conectada”, asegura.
El segundo, demanda generar políticas públicas que fomenten la conexión entre la gente.
El tercer pilar propone una mayor inversión en la educación de los proveedores de atención médica sobre los beneficios físicos y mentales de la conexión social y los riesgos de la desconexión.
El cuarto destaca el “impacto tangible” de la tecnología, que “puede distraernos y ocupar nuestro ancho de banda mental, hacernos sentir peor con nosotros mismos y nuestras relaciones, y disminuir nuestra capacidad para conectarnos con los demás”. Por eso, demanda implementar estándares de seguridad tecnológica y protecciones claras hacia los usuarios de los aparatos tecnológicos.
El quinto pilar propone que funcionarios, legisladores, proveedores de atención médica e investigadores, colaboren en una agenda de investigación para que “La medición consistente sea fundamental para comprender mejor las fuerzas impulsoras de la conexión y la desconexión, y cómo podemos ser más efectivos y eficientes para abordar estos estados”.
El último pilar propone que los estadounidenses “cultiven valores de bondad, respeto, servicio y compromiso mutuo”.
Una llamada a un amigo o familiar puede calmar los efectos negativos de la ocasional soledad y el aislamiento que uno sufre de vez en cuando, aunque a veces suele ser necesario buscar ayuda en las dependencias sanitarias correspondientes, escuelas o lugares de trabajo, para contener los efectos de esta impensada epidemia que está causando serios problemas en la salud de nuestra población y generando peligrosos cambios en la forma en la que nos relacionamos o dejamos de relacionar entre los humanos. ¤