Pfizer y Moderna aprobaron la Fase 3 y esperan autorización para distribuir la vacuna
Hasta hace apenas unos meses, el cambiante panorama de desarrollar una vacuna contra el COVID era distinto. La delantera la llevaba el esfuerzo de la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, algo que alegraba a los políticos del mundo, ya que los que lideraban estaban dispuestos a descentralizar la producción, y estaban invirtiendo mucho para que la vacuna estuviera disponible en distintos países, a un precio razonable. Argentina se había comprometido a fabricarla.
Se calculaba por entonces que para noviembre esta vacuna estaría aprobada y lista para ser aplicada. Pero las cosas se complicaron para AstraZeneca-Universidad de Oxford. Nada raro, ya que tener problemas es lo más común en el desarrollo de cualquier vacuna. En la Fase 3 de las pruebas aparecieron algunos casos preocupantes que obligaron a una pausa, y lo concreto es que llegamos a fines de noviembre y AstraZeneca-Universidad de Oxford todavía están trabajando en la Fase 3.
Ahora, las esperanzas de ver una vacuna muy pronto están puestas en el esfuerzo del laboratorio norteamericano Pfizer, aliado con los alemanes BioNTech y, por otro lado, el proyecto de la farmacéutica norteamericana Moderna. Hace dos meses estos dos proyectos eran los que seguían al de los británicos, pero al momento de redactar esta nota, los dos ya están solicitando autorización a las autoridades norteamericanas para distribuir las vacunas que terminaron de probar con buenos resultados. Eso los pone claramente en la delantera, por lo menos entre los proyectos de Occidente.
La urgencia por la vacuna
La expectativa que ha generado los dos proyectos norteamericanos que ahora lideran la carrera se da en un contexto de mucho nerviosismo, porque, como se sabe, con el invierno boreal está llegando una segunda ola de contagios incluso más grande que la primera.
El virus está incontrolable, y las vacunas ahora se necesitan desesperadamente. Y lo cierto es que, mientras los Estados Unidos y la Unión Europea tienen contratos firmados que le dan prioridad a sus ciudadanos, gane quien gane la carrera de las vacunas, en el Tercer Mundo existe igual necesidad y mucha incertidumbre. No solo porque se sabe que hay una lista de espera; también existen problemas logísticos muy grandes en la distribución de cualquier vacuna, y aparentemente los dos grupos estadounidenses que están cerca de iniciar la distribución a los norteamericanos no han invertido tanto en logística como AstraZeneca-Universidad de Oxford.
Lo que nadie quiere decir es que será muy difícil que las vacunas norteamericanas lleguen al Tercer Mundo antes de la segunda mitad de 2021. Y eso es insoportable para países que tienen una situación del virus descontrolada como la República Argentina.
Latinoamérica se inclina por la vacuna rusa
Es por eso que un puñado de países del Tercer Mundo está dispuesto a probar suerte con las vacunas que están ofreciendo laboratorios de China y Rusia. En Occidente, por diversos motivos persiste la desconfianza, pero en Sudamérica, Argentina, Venezuela, Brasil y México ya arreglaron con los rusos para recibir millones de dosis de la Sputnik V, la vacuna desarrollada por un instituto estatal ruso.
Estas naciones están tan desesperadas que ni siquiera van a esperar para ver si la vacuna efectivamente funciona en su país de origen, porque lo cierto es que todavía no hay señales de que Rusia esté cambiando su descontrolada situación sanitaria gracias a la Sputnik V.
En definitiva, las esperanzas no son las mismas en los diversos países. Y el panorama en general sigue lleno de incógnitas. ¤