ícono del rock argentino
En este River – Boca que en el rock argentino representaron por décadas Luis Alberto Spinetta y Charlie García, surge no solo uno, sino varios “tercer grande”, entre los que indudablemente se encuentra un tipo que supo ser uno de los capos del riguroso underground para pasar unos años después a una masividad lograda por muy pocos.
Carlos “Indio” Solari, fue líder y cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, una banda que llegó a ser la más masiva del país. Sus letras crípticas, su particular voz y su presencia cool y a la vez energizante arriba de los escenarios, elevaron al Indio a su condición de leyenda; Solari no es sólo un músico, un cantante más, sino un símbolo de rebelión y desafío contracultural para toda una generación.
Los comienzos: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
El ascenso de Solari a la fama comenzó durante la década de 1970 cuando conoció a Eduardo "Skay" Beilinson, el guitarrista con quien formaría el núcleo de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, o como los llamaban sus seguidores, “los Redondos”. La banda, nacida en la ciudad de La Plata, se fue haciendo nombre en el under local, en conciertos en donde mezclaban la música con elementos teatrales. Los Redondos miraban con desconfianza a los grandes medios de comunicación, no se presentaban en televisión o la radio comercial, optando en cambio por el boca a boca.
Patricio Rey nunca existió, sino que era más bien una entidad ficticia, un concepto, que se sumaba al aura misteriosa que rodeaba al grupo. Quien esto escribe fue testigo de la lenta pero constante popularidad de la banda; recuerdo haber visto a los Redondos en antros porteños como el Parakultural de San Telmo junto a un puñado de gente, luego en teatros un poco más grandes como el Margarita Xirgú del mismo barrio, el Palladium, en el mítico Cemento… hasta que la cosa explotó y ya no había teatro que albergara a tantos nuevos seguidores.
Despierta La Bestia Pop
El primer álbum oficial de la banda, Gulp! (1985), desplegaba una mezcla de rock y new wave con letras a menudo surrealistas escritas por Solari. Temas como “Ñam fri frufi fali fru”, "Barbazul versus el Amor Letal", “Unos pocos peligros sensatos” y “La Bestia Pop” mostraron la distintiva voz de Solari y el agudo trabajo de guitarra de Skay. Este álbum sentó las bases para su ascenso como una de las bandas más influyentes de Argentina.
Su segundo álbum, Oktubre (1986), solidificó su estatus con letras cargadas de política que reflejan la turbulencia de la Argentina posterior a la dictadura. Canciones como "Jijiji" se convirtieron en himnos y generaron multitudinarios pogos.
En 1987 editan el que en mi opinión fue el mejor disco de la banda, Un Baión para el Ojo Idiota, seguido por ¡Bang! ¡Bang!... Estás Liquidado (1989) y La Mosca y la Sopa (1991), Lobo Suelto, Cordero atado (1993), Último Bondi a Finisterre (1998) y Momo Sampler (2000).
Conciertos masivos y mitología
Es difícil determinar un punto específico que marque ese pasaje del under a ser la banda más popular del país, pero ese quiebre podría ser el concierto en Obras a fines de 1989. Sus espectáculos, autogestionados y a menudo celebrados en pequeños pueblos o capitales de provincia, se volvieron legendarios, y los ricoteros llegaban a viajar largas distancias para “asistir a misa”. En noviembre del 2001, luego de años de llenar estadios a lo largo y ancho del país, algunos episodios de violencia desatados en sus recitales más masivos, sumado a discordias entre los dos líderes del grupo, los Redondos decidieron tomarse el último bondi a Finisterre.
El Indio va de solista
Tras la disolución de Los Redondos, Solari continuó con su música, ahora como solista, incursionando en un rock con más elementos electrónicos y experimentales. El primer álbum de esta etapa, El Tesoro de los Inocentes (2004), fue muy bien recibido, lo que le dio impulso para continuar con Porco Rex (2007), El Perfume de la Tempestad (2010), Pajaritos, Bravos Muchachitos (2013), y El Ruiseñor, el Amor y la Muerte (2018). Sin su legendaria banda detrás, el Indio siguió consolidando una base de seguidores multitudinaria, llegando a actuar en la ciudad de Tandil, en 2016, en un megaconcierto al que asistieron aproximadamente 200 mil asistentes, uno de los más numerosos de la historia de la música argentina.
Hoy, acosado por el Parkinson, pero peleándole a la enfermedad cada día, Solari sigue siendo una figura venerada dentro del rock argentino. ¤