Atletas por tres meses
Una legión de nóveles atletas, la mayoría con sobrepeso y azotados por distintos tipos de enfermedades crónicas, invaden por estos días el gimnasio. Nuevo año, nueva vida. Para muchos es la primera vez y todo resulta extraño. Caminan dubitativos, observando con desconfianza cada una de las máquinas como si fueran instrumentos de tortura o los megarobots de Transformers. Luego de verlos rascándose la cabeza y mirando para todos lados como buscando auxilio, uno les explica que ahí van los pies, no las manos; que adonde apoyaron las nalgas va en realidad la cabeza; que el Shoulder Press machine no es para planchar camisas; que no dejen las pesas en el piso porque alguien se puede tropezar o romperse el dedo gordo del pie derecho...
Las estrellas del momento parecen ser la cinta para correr, la bicicleta fija, y las ellipticals. Bichos más familiares, aunque tienen sus vueltas a la hora de regular velocidad y niveles de resistencia. Y ellos le dan. La intención es lo que vale. ¿Cuántos tirarán la toalla antes de bajar un kilo de peso? De acuerdo a lo que sucede cada año, la mayoría de ellos. Para saberlo a ciencia cierta habrá que esperar hasta mediados de marzo o abril, cuando normalmente se les acaba la pólvora y cancelan la membrecía del gimnasio, abandonan la clase de yoga o kickboxing, y cuelgan la bicicleta en el garage.
Una caricatura vale 12 asesinatos
¿Quién es más pesado: al Qaeda o el ISIS? Esa parece ser la competencia mortal de estas dos organizaciones que matan gente como moscas en nombre de Mahoma y en busca de mantenerse en el podio del terrorismo islámico. De esa competencia se dirime cuántos fondos de jeques petroleros irán a parar a uno y otro bando. En esa escalada se encuentran estos dos grupos que protagonizaron en enero los ataques en París a la revista Charlie Hebdo (al Qaeda) y a un mercado kosher (ISIS), casi al mismo tiempo. En caso de que se los confunda, los militantes de al Qaeda son los que realizaron los ataques del 11 de septiembre del 2001 al mando de Osama bin Laden mientras que los de Estado Islámico son esos que vienen decapitando infieles occidentales y secuestrando colegialas para esclavizarlas.
Sobre este caso no hay nada nuevo para decir: el mundo civilizado ya se expresó. Desde aquí nos sumamos al repudio por estos ataques y nos solidarizamos con nuestros colegas franceses.
Argentina se suicida... otra vez
Hace más de veinte años que explotó la bomba y los responsables aún permanecen en las sombras. En veinte años no hubo un punto final para tanta muerte y tanto dolor. Y las heridas, cuando no se cierran, se infectan. Ahora una bala atravesó la sien de la república y acabó con su vida. Una nueva bomba nos explotó en las manos. Otra vez a revolver entre los escombros, la desesperación, el desencanto, la incredulidad, las versiones encontradas y desencontradas, los dedos acusadores, las palabras huecas. Da la impresión de que el vaso argentino nunca se derrama: siempre hay lugar para una gota más. No es la primera vez que nos suicidan. ¿Cuántas vidas más nos quedarán? ¤