Vestimenta tradicional del gaucho argentino
Como ya muchos saben, el 10 de noviembre se festeja en Argentina el Día de la Tradición. Por eso, hoy quiero que conozcan lo que ha escrito Pedro Inchauspe sobre las pilchas del gaucho, como contado en su libro Voces y Costumbres del Campo Argentino publicado en 1949.
Para el hombre del campo, “pilchas” son tanto las prendas de vestir como las del apero o recado. “Bien empilchado” significa con buenas ropas y adornos o con apero lujoso y, también, ambas cosas a la vez.
Las ropas del gaucho eran muy distintas a las del habitante de las ciudades de entonces y aun a las del hombre de campo actual.
El gaucho usaba “botas de potro”, calzoncillos “cribados” y de perniles anchos como una enagua; camisa de mangas holgadas, con puños; sobre los calzoncillos llevaba el “chiripá”, que después cambió por la bombacha, en razón de su mayor comodidad; el chiripá se sostenía con una faja o un ceñidor de lana o seda, y encima iba el cinto de cuero, adornado con monedas y cerrado por delante con una rastra. El chaleco, que no alcanzaba a llegar a la cintura, se prendía con dos o tres botoncitos de metal precioso; la chaqueta, corta, de cuello parado, quedaba abierta en la parte inferior y dejaba ver el chaleco, parte de la camisa y la rastra. Completaba el atuendo un pañuelo al cuello y otro para sujetar el cabello, que en un tiempo se llevó muy largo, en trenzas y hasta con peinetas.
Este equipo se completaba con un sombrero de alas angostas y copa alta, en forma de cubilete de dados, pero el gaucho consideraba integrantes de su vestimenta, e imprescindibles, las espuelas, el cuchillo, el poncho y el rebenque. La vincha, en cambio, no pertenecía al traje pampeano, y si el gaucho la usó, fue solamente en contadas oportunidades y como prenda accidental, en la doma, cuando corría “parejeros” (carreras cuadreras) en alguna boleada de avestruces. Lo corriente fue el pañuelo o “serenero”, que cubría también la nuca y parte de la cara.