Durante el siglo XX a los argentinos se nos enseñó que éramos un país “europeo”, una especie de enclave del primer mundo ubicado en Latinoamérica, y que éramos diferentes a nuestros hermanos suramericanos porque nuestros ancestros habían “llegado de los barcos”, desde el continente europeo. Esa ficción, esa autopercepción racista, se mantiene aún vigente, porque existen millones de compatriotas que aún creen eso.
De hecho, en junio de 2021 el presidente Alberto Fernández dijo públicamente, en un acto oficial, junto al jefe de gobierno español Pedro Sánchez que: “… los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”.
Debido a los pésimos gobiernos que se sucedieron en las últimas décadas, en la actualidad los argentinos tomamos conciencia de que no solo estamos en Latinoamérica, sino que somos latinoamericanos. Y al ciento por ciento. Aunque muchos de nuestros ancestros hayan llegado en barcos desde Europa.
Lo que destaca nuestra pertenencia cultural latinoamericana son cualidades de las que nadie puede enorgullecerse: altísima corrupción política, falta de industrialización, ignorancia y pobreza. Sin olvidar que nuestro rol en el mundo es ser, lastimosamente, abastecedores de materias primas, como el resto de los países vecinos.
“Debido a los pésimos gobiernos que se sucedieron en las últimas décadas en la actualidad los argentinos tomamos conciencia que no solo estamos en Latinoamérica, sino que somos latinoamericanos”
Esta realidad que da vergüenza se dice públicamente y con orgullo : “El ministro de Economía, Sergio Massa, afirmó que las exportaciones de gas, litio y otros minerales ofrecen a la Argentina una ‘oportunidad de crecimiento fenomenal’ y aumentarán enormemente la capacidad del país para pagarle a sus acreedores a partir de 2025”. – Fuente Agencia oficial TELAM 24-01-2023.
¿De verdad alguien cree que un país puede desarrollarse vendiendo gas, litio y otros minerales? ¿Exportando solo materias primas? ¿Sin industria?
La cruel verdad es que sí. Los clásicos gobernantes latinoamericanos piensan de esa manera, como casi todos los dirigentes africanos y muchos asiáticos, dado que lo único que les interesa es vivir como reyes a costa de los ciudadanos. Y si su alto nivel de vida se mantiene vendiendo solo materias primas… bienvenido sea.
“Los únicos rubros que prosperan son el hambre, la pobreza, la ignorancia, el delito, el comercio de las drogas, los negociados multimillonarios de funcionarios y la corrupción generalizada en todos los estamentos de la sociedad”
Al contrario del slogan de una conocida tarjeta de crédito, debería decirse que en el caso argentino “pertenecer tiene sus contraindicaciones”, porque pertenecer a Latinoamérica es sinónimo de pobreza, atraso, corrupción y desgracias infinitas.
Menos de todo
Ahora mismo, el futuro de los argentinos se presenta oscuro a causa de la sequía más importante que se recuerde. Se estima que se perderán decenas de miles de millones de dólares en exportaciones a causa del tiempo y con daños colaterales incalculables porque toda la cadena relacionada con el cultivo y transporte de las cosechas se verá seriamente afectada. Menos camiones y trenes. Menos trabajo. Menos ventas en ciudades del interior del país. Menos de todo.
Mientras las cuentas públicas están en un rojo profundo y con un Banco Central que ya no tiene dólares, los únicos rubros que prosperan son el hambre, la pobreza, la ignorancia, el delito, el comercio de las drogas, los negociados multimillonarios de funcionarios y la corrupción generalizada en todos los estamentos de la sociedad.
Como buenos latinoamericanos, los dirigentes argentinos viven en una burbuja, alejados de la realidad de la sociedad, y dedican todas las horas de sus días únicamente a sobrevivir en sus puestos privilegiados y haciendo negociados. Tanto los dirigentes del oficialismo como los de la oposición solo piensan ahora en las elecciones provinciales y presidenciales de fin de año. Mientras tanto, el país real se incendia a causa de una inflación descontrolada, la inseguridad alcanza cotas inéditas, el hambre se expande como reguero de pólvora y la angustia y desesperanza agobia a la mayoría de los argentinos y argentinas.
Argentina, bienvenida a Latinoamérica. ¤