En su mayoría, las letras de los tangos guardan diversas historias vividas por sus propios autores.
Este es el caso de “Caminito”, otro tango que ocupa un lugar emblemático, situándose en la escala de los más famosos. El mismo, guarda una historia muy particular a casi cien años de su composición.
Hacia comienzos de 1900 en un pequeño pueblito de la Provincia de La Rioja llamado Olta, ubicado en las sierras de los Llanos en un valle rodeado de montañas y cerros, un joven llamado Gabino Coria Peñaloza, quien se desempeñaba en su trabajo como cobrador de impuestos, viajaba desde Chilecito con destino a San Luis. En su trayecto tuvo que detener su marcha a causa de una fuerte crecida del río que lo obligó a alojarse por unos días en la vivienda de unos familiares, donde recibió una invitación para asistir a una tertulia en una lujosa residencia. Al llegar al lugar, notó que se encontraba un piano de cola que históricamente había arribado a la provincia desde Chile a lomo de mula.
Conmovido ante el majestuoso piano, le pide a la anfitriona de la casa el poder escuchar algunas melodías ejecutadas, por lo que en el acto la mujer llamó a María, una jovencita pianista perteneciente a una destacada familia de la alta sociedad lugareña.
A partir de ese momento, el joven queda muy deslumbrado y se enamora de aquella muchacha. Comenzaron juntos una historia de amor secreta hostigada por los perjuicios de la época en que para verse a escondidas tenían que pasar por un camino obligado en dirección al sudeste desde Olta hacia Loma Blanca.
Después de varios días, cuando el río volvió a su cauce, el muchacho tuvo que seguir su viaje y se despidió de su amada prometiéndole volver. La familia nunca hubiera permitido esa relación, pues María estaba comprometida en nupcias con un destacado militar de rango.
Al transcurrir de casi un año, Gabino regresó a Olta en busca de la joven muchacha, pero ella ya no se encontraba en el pueblo porque su familia la había trasladado lejos de allí. Los rumores aseguraban que en su vientre llevaba un hijo.
Gabino se marchó decepcionado y con él lo único que quedaría de ese amor: un recuerdo.
De su frustración y la nostalgia escribió un poema sin imaginarse que años después este se transformaría en la letra del icónico tango que mencionamos hoy.
“Desde que se fue, triste vivo yo, caminito amigo, yo también me voy”
Gabino Coria Peñaloza se marchó de La Rioja y se trasladó a la ciudad de Buenos Aires. Allí comenzó una nueva etapa en la que su talento bohemio estaba en creciente. Escribió para diversos anuncios gráficos y sus poesías eran publicadas en la prestigiosa revista “Caras y Caretas”.
En Buenos Aires se relacionó con importantes figuras del medio y conoció a grandes personalidades del mundo entre ellos, el poeta Federico García Loca, Luis Teisseire, Carlos Gardel, José Razzano, Homero Manzi, y el pintor Benito Quinquela Martín, quien en 1923 a raíz de un encuentro en plena calle Florida presentó a Gabino con el compositor Juan de Dios Filiberto.
Filiberto era un hombre que, al igual que Quinquela, había nacido en el barrio de La Boca. De oficio herrero, trabajó de mecánico en los talleres de la compañía naviera Mihanovich y era estibador en las embarcaciones del puerto.
El célebre músico contaba que para ir a su trabajo transitaba un desvío en un camino ferroviario cercano a la vuelta de Rocha, y aquí viene la otra historia, porque para Filiberto este también sería el trayecto inspirador para su tema musical que le dio vida a la letra del tango Caminito, y así fue como ambos compositores unieron su obra maestra para un sitio privilegiado.
En 1926, el tango fue compuesto y presentado en un concurso de canciones nativas organizado por la Municipalidad de Buenos Aires, donde obtuvo el primer premio.
Ese mismo año fue grabado por Carlos Gardel con las guitarras de Ricardo y Barbieri y nuevamente grabado al año siguiente. A partir de ese instante “Caminito” se convirtió, con “La Cumparsita”, “A media luz”, “El choclo” y “Adiós muchachos”, en uno de los tangos de mayor difusión del momento. También con rotundo éxito lo grabaron Ignacio Corsini y la orquesta de Francisco Canaro en versión instrumental.
Coria Peñaloza, además, es autor de otros escritos famosos, entre ellos “El Pañuelito”, “La vuelta de Rocha”, “El Besito”, “El Ramito” también compuesto con música de Juan de Dios Filiberto, y “Margaritas”, con música de Juan González, que ganó en 1920 un concurso organizado por la empresa de Max Glücksmann. Publicó tres libros de poemas: “La canción de mis canciones” y “Cantares” en 1939 y “El profeta indio” en 1950.
La confusión con la letra del tango
La confusión se genera a raíz de una calle del barrio de La Boca que lleva el nombre “Caminito” en homenaje al icónico tango. En el año 1866, la empresa Ferrocarril Buenos Aires a Ensenada, construyó un ramal de cargas entre la Estación General Brown y la Estación Muelles hacia el Riachuelo.
En 1898 la empresa “Ferrocarril del Sud” compró la anterior clausurando el servicio en 1928. El lugar se convirtió en un pasaje llamado “La Curva” y con el tiempo se fue deteriorando.
Hacia 1950 un grupo de vecinos, entre los que se encontraba el pintor Quinquela Martín, deciden recuperar el lugar. En 1959 Quinquela presentó el proyecto al gobierno municipal y allí se construyó una calle museo con el nombre “Caminito” en homenaje al afamado tango.
Gabino no aprobó mucho la iniciativa, porque el caminito que reflejaba la historia de sus versos estaba muy lejos, allá en Olta.
El poeta, después de haber vivido en Buenos Aires, regresó a Chilecito, donde conoció a Catalina Oyarzún, una chilena con quien tuvo dos hijos, Ricardo Facundo y Federico Gabino. En homenaje a Coria Peñaloza, en 1971 se inaugura una calle en la localidad de Chilecito que también recibió el nombre de "Caminito”.
Gabino Coria Peñaloza
Nació el 19 de febrero de 1881 en La Paz (Mendoza). Algunas biografías aluden su nacimiento en San Luis, pero aquí solo pasó su infancia y parte de su adolescencia. Falleció en Chilecito el 31 de octubre de 1975.
Juan de Dios Filiberto
Nació en Buenos Aires el 8 de marzo de 1885 y falleció en la misma ciudad el 11 de noviembre de 1964. Fue compositor de destacadas joyas del tango, como “Quejas de Bandoneón”, “Malevaje”, y “Clavel del aire” entre otros.
El Caminito de La Boca
“Un buen día se me ocurrió convertir ese potrero en una calle alegre. Logré que fueran pintadas con colores todas las casas de material o de madera y cinc que lindan por sus fondos con ese estrecho caminito, y el viejo potrero fue una alegre y hermosa calle, con el nombre de la hermosa canción…” Benito Quinquela Martin (1890 -1977).
Actualmente, este lugar histórico de la ciudad Autónoma de la Buenos Aires es transitado constantemente por turistas de todo el mundo.¤