Un ataque indígena sorpresivo a poblaciones cristianas.
El “malón” era la denominación que se le daba a los indios cuando se unían en grupos para atacar a fortines y poblaciones, pues se sentían invadidos en sus territorios. Contra esto se establecieron los llamados fortines, que formaban la frontera entre el territorio “salvaje” y los cristianos. Pero a pesar de esto, los indios se reunían en secreto con sus lanzas y hombres de pelea, los llamados guerreros, y salían a malonquear usando la oscuridad de la noche y dando grandes rodeos cruzaban las fronteras para llevar ataques sorpresas o malones contra los pueblos cristianos.
El malón se realizaba generalmente en horas de la madrugada. A todo esto, la resistencia era casi heroica, pero casi siempre inútil. Las poblaciones, despertadas por el tropel y los terribles alaridos de la indiada, morían peleando. Sólo las mujeres jóvenes y algunas criaturas se salvaban, pero no sin sufrir altos costos, pues las llevaban cautivas a las tolderías, donde tenían que trabajar como sirvientas, además de tener que sufrir brutales castigos por parte de los llamados “capitanejos.” Cuando el malón terminaba, luego de la matanza y el saqueo, prendían fuego a las casas y luego huían rápidamente, arreando toda la hacienda que encontraban en su camino.¤