Es hora de examinar cómo la tecnología amenaza nuestra libertad, bienestar colectivo y nuestros más básicos derechos humanos
Durante el pasado mes de noviembre la comunidad internacional formuló en la ONU posibles respuestas a los sistemas armamentísticos autónomos letales, (básicamente, robots capaces de operar independientemente sin instrucciones humanas), como acuerdos que regulen conductas y el control de la tecnología. Ha sido un largo camino hasta aquí, pero, definitivamente, hemos llegado.
Las civilizaciones antiguas usaban señales de humo o el sonido de los tambores para comunicarse con otras comunidades cercanas. Tras miles de años la humanidad desarrolló el primer aparato tecnológico en el campo de las comunicaciones: en los 1830s Samuel Morse y su equipo inventaron el telégrafo. No habían pasado 50 años hasta que Alexander Graham Bell pronunciaba su famosa frase, “Mr. Watson, come here, I want to see you”, exitosamente realizando la primera comunicación telefónica bidireccional. El teléfono vivió toda una serie de transformaciones constantes: a través de los años, incorporó el fax, se volvió wireless, digital, más chico, y más inteligente, si es que algo que suene con música de Britney Spears o Justin Beaver puede ser considerado inteligente. Las transformaciones en el campo de las comunicaciones ilustran fehacientemente el avance exponencial de la tecnología. Hoy, un aparato lanzado al mercado hace dos años puede ser considerado obsoleto. Un iphone 5 que hace un par de años era tecnología de punta, es desestimado como un desgraciado anacronismo por mi hija de 12 años, quien no concibe un celular sin Tone Room Deluxe, Face Recognition, o animojis que imitan nuestras expresiones faciales.
“Es innegable que la tecnología ha aportado pasos gigantescos para el progreso; sin embargo, los grandes avances tecnológicos han causado al mismo tiempo gran sufrimiento y agitación a seres humanos de todo el mundo
Es innegable que la tecnología ha aportado pasos gigantescos para el progreso, desde el campo de la medicina hasta el de los transportes, y desde las comunicaciones hasta el entretenimiento o la ingeniería, por ejemplo. Sin embargo, los grandes avances tecnológicos han causado al mismo tiempo gran sufrimiento y agitación a seres humanos de todo el mundo. Durante y después de la Revolución Industrial, millones de personas perdieron sus trabajos a manos de las máquinas que los reemplazaron, otros tantos siguieron trabajando en condiciones deplorables, y aún hoy (sobre todo hoy) sufrimos las consecuencias de la contaminación, el calentamiento global, y la degradación del medio ambiente en todo el planeta.
En las últimas dos décadas, la tecnología se ha vuelto más invasiva, transformando la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos, y volviéndonos mucho más vulnerables a la vigilancia electrónica, a la manipulación, y al estricto control de nuestras acciones y emociones. Es hora de examinar cómo la tecnología amenaza nuestra libertad, bienestar colectivo y nuestros más básicos derechos humanos.
Plan de supervivencia para el ciborg salvaje
Eso es precisamente lo que Rinie Van Est, coordinador de Evaluación Tecnológica del Instituto Rathenau de Holanda, contempla en su artículo “Plan de supervivencia para el ciborg salvaje”, publicado en la revista Issues in Science and Technology, una publicación de la Universidad de Dallas, Texas. Allí, el autor propone adoptar la tecnología como si fuéramos “ciborgs salvajes”, manteniendo nuestra idiosincrasia infantil, excéntrica, ingenua e ingeniosa, para controlar a las máquinas e impedir nuestra deshumanización.
Van Est considera que los nuevos campos tecnológicos influencian nuestra biología humana en tres formas diferentes:
- Primero, volviendo a los humanos cada vez más similares a las máquinas. El hombre moderno es constantemente bombardeado con información, actualizaciones, mensajes personales, avisos comerciales y entretenimiento a toda hora del día y la noche. Se ha hecho difícil para muchos desconectarnos totalmente; aun estando de camping a la vera del más lejano lago es posible recibir conexión satelital para chequear nuestro correo electrónico y mensajes de texto a toda hora. Como el disco duro de una computadora, el cerebro humano se encuentra constantemente saturado de información, y como resultado, a menudo colapsa a causa de la fatiga y el estrés. El Hombre Nuclear de la serie televisiva de los años ‘70 pronto se hará realidad, aunque su fabricación costará mucho más que los seis millones de la serie. Los científicos ya están usando todo tipo de implantes, y las posibilidades hacia el futuro parecen ilimitadas.
- Segundo, las máquinas se están volviendo cada vez más parecidas a los humanos. Los robots modernos son diseñados reflejando la anatomía humana, y son programados para reconocer ciertos rasgos de los usuarios, especialmente la voz, las huellas digitales o los ojos. Pueden seguir planes de acción de acuerdo a sus propias evaluaciones y actuar en consecuencia, corregir nuestros escritos y revisar cálculos matemáticos para nosotros, o indicarnos cuando vamos manejando qué calle tomar, hacia dónde doblar, o cuánto falta con exactitud para llegar a nuestro destino.
“Como el disco duro de una computadora, el cerebro humano se encuentra constantemente saturado de información, y como resultado, a menudo colapsa a causa de la fatiga y el estrés”
- Tercero, influenciando sobre la forma en la que interactuamos con otros humanos. Las máquinas moldean nuestras relaciones infiltrando nuestra información privada personal y actividades sociales usando todo tipo de programas. Hoy es quizás más usual una conversación a través de mensajes de textos que una realizada cara a cara, y las sonrisas de los emojis son más frecuentes que las de nuestros propios rostros. Hasta el sexo se ha hecho para muchos un asunto online.
Para preservar nuestras cualidades humanas, Van Est propone implementar siete tesis:
1- Proteger nuestra información personal para impedir la violación de nuestra privacidad.
2- Identificar claramente quién nos está trayendo la información que leemos o escuchamos, y por qué.
3- Proteger nuestro derecho a elegir.
4- Impedir que las máquinas interfieran en nuestro derecho a criar a nuestros hijos, amar, cuidar de otros, etc.
5- Mantener nuestra forma de relacionarnos social y emocionalmente.
6- Preservar nuestro derecho a cometer errores sin ser penalizados, medidos, analizados o aconsejados.
7- Mantener el derecho a decidir en lo que queremos pensar o soñar, y a la hora que se nos ocurra hacerlo, sin intromisiones.
Libertad u opresión tecnológica
Es necesario establecer principios éticos, y, por qué no, legales, para regular el uso de la nueva tecnología. Las máquinas no pueden ser responsabilizadas por sus actos, por lo que la responsabilidad por la implementación y las razonablemente predecibles consecuencias de la tecnología deben recaer sobre los diseñadores de las mismas, como así también sobre quienes la implementan. El ser humano debe dejar de ser un mero consumidor y rebelarse contra la tiranía de las máquinas y sus creadores, anticipando el futuro orwelliano en el que gobiernos y mega corporaciones globales pueden usar la tecnología para oprimir a los pueblos.
Van Est predice que en el futuro, todos podemos llegar a ser víctimas no solo de estos actores, sino de los mismos sistemas tecnológicos. Y uno de los pilares para salvaguardar la integridad y libertad humana es el hecho de proteger nuestra privacidad. Millones de personas alrededor del mundo ya han comenzado en forma voluntaria a ceder su información privada a las redes sociales, publicando todo tipo de detalles, desde su ubicación actual hasta sus relaciones amorosas y sentimentales, las fotos de sus vacaciones, detalles del partido de fútbol de sus hijos, sus divorcios, enfermedades, la compra de un nuevo auto y sus riñas de consorcio, entre otros. La idea que estas mega compañías han logrado instalar es la de que si uno no figura en las redes sociales, no existe. Ya no podemos gozar de un atardecer en el mar en silencio y quietud, absorbiendo la belleza con los ojos y el corazón, sino que para que el placer sea completo debemos sacarle una decena de fotos, y, lo que es peor, poner nuestras caras en un primer plano para la selfie.
“El ser humano debe dejar de ser un mero consumidor y rebelarse contra la tiranía de las máquinas y sus creadores”
La nueva revolución tecnológica ya ha comenzado; todos gozamos de sus beneficios y sufrimos las consecuencias negativas. Sin embargo, en un campo con tantas vueltas inesperadas y potenciales peligros, no debemos perder de vista la protección de nuestra dignidad y valores humanos. Tal cual lo anticiparan tantos filósofos, artistas y visionarios de la ciencia ficción, los artefactos y programas tecnológicos pueden crecer y desarrollarse descontroladamente, causando un daño inimaginable, aún más allá de las intenciones de sus propios creadores.
La tecnología aporta magníficas oportunidades para el progreso, pero al mismo tiempo representa una seria amenaza para la libertad y el bienestar humanos. Es imperativo que ya empecemos a anticipar los posibles resultados negativos y comenzar a planear y a regular el diseño y uso de la nueva tecnología para mejorar nuestra vida y salvaguardar nuestro futuro. ¤