Grandes Orquestas de Ayer, De Hoy y De Siempre
Sobre el final del siglo XIX, Julio De Caro nace como segundo hijo de José De Caro De Sica y de Mariana Ricciardi Villani, ambos de origen italiano, en una vieja casona de la calle Piedad 1898 (ahora Bartolomé Mitre), un 11 de diciembre de 1899.
Fue su primer maestro de música su propio padre que tenía desapego por la música popular y orientaba a sus hijos hacia lo clásico. Haciendo oídos sordos ellos hurtaban partituras tangueras del negocio de su padre y practicaban.
Primera anécdota: con pantalones largos prestados acompaña a sus amigos al Palais de Glace a escuchar a Roberto Firpo. Sus compañeros al rato comenzaron a gritar: “¡Que toque el pibe!”. Al enterarse Firpo le ofrece un violín y le pregunta qué quiere tocar. La Cumparsita contesta Julio. La gente no se cansó de aplaudir. Eduardo Arolas al escucharlo le pide días después al padre que lo deje tocar en su orquesta, recibiendo un no rotundo. A escondidas, reemplaza Julio por dos semanas al primer violín de la orquesta del bandoneonísta Ricardo Luis Brignolo.
Su vocación ya estaba bien clara. Al terminar fue a verlo a Arolas y se incorpora al cuarteto que completaban Rafael Tuegols y José María Rizzutti. Con ellos estrenó su primer tango “Mon Beguin”. Al poco tiempo, al enterarse su padre lo echa de la casa.
Estamos en el 19. De Caro y Rizzutti se separan de Arolas y con Pedro Maffia y José Rosito arman un cuarteto.
Pasó luego a ser violinista de Osvaldo Fresedo y luego en Montevideo con la orquesta del bandoneonísta Minotto Di Cicco.
En el 23 en Buenos Aires, Juan Carlos Cobián le ofrece entrar en su orquesta conformada por Pedro Maffia, Luis Petrucell, Humberto Constanzo y Agesilao Ferrazzano.
Pero poco después Cobián deserta de su corriente de transformación musical del tango, y lleva su inquietud a los Estados Unidos.
De Caro, al seguir su línea de orientación, crea una verdadera escuela de ejecución musical evolucionada, que llegará a ser el movimiento de avanzada más importante del tango.
Al año siguiente, con sus hermanos Francisco y Emilio, y con Maffia y Petrucelli, y con la incorporación enseguida de Leopoldo Thompson, nace la famosa orquesta de Julio De Caro.
Más adelante con la desvinculación de Maffia y Petrucelli se reestructura la orquesta con Pedro Laurenz, Armando Blasco y José Nieso. Revolucionan la ejecución del tango, al incorporar los recursos de la técnica musical, o sea la armonía y el contrapunto. Eso por supuesto requirió incuestionablemente una mayor capacitación técnica de los instrumentistas.
Los aportes más valiosos iban a ser: el acompañamiento armonizado del piano, los fraseos, las variaciones de los bandoneones, y los solos de piano.
En el 35 y 36 De Caro quiere ir más allá, y se lanza a los intentos sinfonistas, quedándose en el camino e inclusive dando un paso al costado.
Téngase en cuenta, que en la misma postura muchos años después, Astor Piazzolla, no pudo evitar hasta que su personalidad avasalladora se impuso, que se lo considerara músico para los entendidos o iniciados.
Pero, Julio De Caro, mientras dirigió su orquesta típica, nadie pudo decir de su música: “Esto no es tango”.
Queremos recordar ahora, el tango de Julio De Caro con la letra de Dante A Linyera (Francisco Bautista Rímoli): “Boedo”.
“Sos barrio del gotán y la pebeta, / el corazón del arrabal porteño / cuna del malandrín y del poeta, / rincón cordial, / la capital del arrabal. / Yo me hice allí de corazón malevo / porque enterré mi juventud inquieta, / junto al umbral en el que la pebeta / ya no me espera / pa chamuyar. / Boedo, vos sos como yo, / malevo como es el gotán, / abierto como un corazón / que ya se cansó de penar. / Lo mismo que vos soy así: / por fuera, cordial y cantor... / A todos les bato que sí / y a mi corazón le bato que no. / Sos como yo de milongón... un cacho / del arrabal, en su emoción del lengue, / ande el gotán, provocador y macho, / hoy es el Dios, / nuestro Señor / del berretín. / ¿Qué quiere hacer esa fifí Florida? / ¡Si vos ponés tu corazón canyengue, / como una flor en el ojal prendida, / en los balcones / de cada bulín!
Cuando animaban los carnavales, la gente lo aplaudía como a cualquier otro y lo seguían. En 1961 Piazzolla le dedica el tango “Decarísimo”, dándole un galardón de primera.
La última actuación de Julio De Caro fue en 1953 en Radio Belgrano. En la década del 60 su amigo Ben Molar, comienza una lucha que durará doce años para lograr que se declare el 11 de diciembre como el Día Nacional del Tango, al coincidir esa fecha con los de los nacimientos de Julio De Caro y de Carlos Gardel.
Lo tentó también para escribir un tango y lo hizo junto al poeta Nicolás Cócaro: “Un Silbido en el Bolsillo”.
De vacaciones en Mar del Plata con la familia, murió en la intimidad el 11 de marzo de 1980. Ø