Juglar, místico y pacifista.
No era de aquí, pero tampoco de allá.
Parece difícil de creer que este tipo que no paraba de hablar y cantar, de chico era mudo. Nacido un 22 de mayo de 1937 en la ciudad de La Plata bajo el nombre de Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, el pequeño no pronunció palabras hasta los nueve años, y no aprendió a leer y escribir hasta los 14.
De familia empobrecida, su padre había abandonado la casa cuando el chico aún no entendía lo que estaba pasando, condenando a toda la familia a enfrentarse a todo tipo de penurias.
Pisando los 20, el muchacho agarró una guitarra, cambió de nombre y se convirtió, según sus propias palabras, en un sintecho de primera clase. Probó con diferentes nombres artísticos, hasta que encontró el que le quedaría de por vida.
Facundo Cabral fue un cantante por la paz, la filosofía y la espiritualidad. Sus canciones, entre las que nombraremos No soy de aquí ni soy de allá, Vuele bajo, Pobrecito mi patrón, Amalia y Yo soy lo que canto, fueron interpretadas por músicos de la talla de Joan Manuel Serrat, Jorge Cafrune y Alberto Cortés, entre otros.
“Violentamente pacifista”, Cabral se instruyó y hasta llegó a conversar de filosofía con Jorge Luis Borges, autor al que admiraba profundamente. Su filosofía de vida, que permeaba sus canciones, había sido influenciada por filósofos como Lao Tzu, Jiddu Krishnamurti y Schopenhauer, además de líderes políticos, espirituales y religiosos como Gandhi, Francisco de Asís, Jesús y el buda Gautama.
Durante su carrera como músico recorrió el mundo, protestando contra las dictaduras, promoviendo el entendimiento entre los pueblos, la justicia social, y el pacifismo. Entre los muchos discos que nos dejó, podemos nombrar Facundo Cabral le canta al pueblo, El Trovador, Los elegidos, y Clase turista.
Su vida terminó en Guatemala, cuando el auto que lo transportaba hacia el aeropuerto luego de un concierto fue baleado por desconocidos. Otra de las ironías que poblaron su vida: el juglar argentino, que por entonces tenía 74 años y que durante toda su vida pregonó la paz y el entendimiento entre la gente, sucumbía a causa de la violencia.¤