La Radio como vehículo para rescatar las culturas latinoamericanas
Hoy nos toca hacer una reseña de alguien a quien conocemos bien; no solo porque lo vemos -por lo general con un micrófono en la mano- sobre mil y un escenarios gauchescos, tangueros o de tinte latinoamericano. Lo conocemos, además, porque durante años colaboró con nuestra revista, sobre todo aportando sus versiones de las leyendas de los pueblos originarios de nuestra tierra.
Nació en San Isidro, provincia de Buenos Aires, pero lleva en su sangre el palpitar de aquello que algunos denominan la Argentina profunda. Su cuna lo hizo hincha de Tigre. La herencia de su padre -y la desgracia- también lo hicieron hincha de Racing. También fue dirigente del Club Atlético Acassuso, no nos pregunten por qué.
Pero no sería en el fútbol en donde se destacaría Oscar Márquez, hoy residente del sur de California desde hace muchísimos años. Su interés por el arte dramático despuntó temprano en su vida, cuando como ex alumno del Colegio Don Bosco participaba de obras de teatro que presentaban en distintos colegios bonaerenses. "Luego", recuerda Márquez, "ya encaminado y entusiasmado con este arte, comencé tomando clases actorales; la más importante fue en OLAT, Organización Latino Americana de Teatro, que dirigía Alberto Rodríguez Muñoz". En esa época conoció a artistas como la profesora Alba Gayer, Inda Ledesma, Guillermo Murray (quien triunfó en México) y Osvaldo Catone, entre otros.
Luego de pasar por el circuito independiente ("si llovía, a veces suspendíamos la función por goteras en el techo", dice) debutó en forma profesional en la Facultad de Medicina, en la obra Cristóbal Colón, en donde conoció a José Marrone y Juanita Martínez, a quienes describe como "seres increíblemente buenos, con quienes conservé la amistad hasta sus últimos días".
Fueron circunstancias fortuitas, razones de trabajo, como suele suceder, por las que Márquez toma contacto con las culturas del interior del país. En Córdoba y Santiago del Estero se enamora de la tierra... y de la radio.
"Mi mejor amigo, quien me llevó a interesarme profundamente por la cultura del interior fue Luis Pérez Pruneda, conductor por ese entonces del programa 'Mi Pueblo Musical' por la onda de LV2, hoy Radio General Paz. Colaboré con él por un tiempo y hasta me largué a cantar", evoca incrédulo. Después condujo su propio programa en Radio Municipal de Córdoba, llamado Solistas del Folklore. En esa época conoció a varios artistas como Daniel Toro, Ariel Petrocelli, Los 4 de Córdoba, Los del Suquía (en sus comienzos), Los Tucu Tucu, “El Pícaro Cordobés y otros.
Después de casi 10 años y de vuelta en Buenos Aires, integró el staff de “Folklore en 870” que conducía Horacio Alberto Agnese y producía Eva Riglos (en su momento directora cultural del COMFER) en LRA Radio Nacional. Junto a ellos se organizaban actuaciones y festivales en teatros, colegios, hospitales y cárceles llevando el canto tradicional a esos lugares.
Poco después, su programa radial “Con la raíz en mi tierra” dio impulso a varios artistas, entre ellos a José Morales, Jorge Reparaz, (hijo del payador Roberto Reparaz), El Chango Durán Almirón, Néstor Diciano (hoy un extraordinario conductor de jineteadas), al humorista correntino Goñi Rivero y Los Hnos. Miranda, entre otros.
Ya en Estados Unidos ("quise cambiar de aires y aparecí por Los Angeles", dice) recordó aquella frase de Jaime D’Avalos: 'Los pueblos que olvidan sus tradiciones no saben de dónde vienen ni saben adónde van, y se convierten en un conglomerado amorfo sin dirección ni destino'. Por eso no dudó y ante la primera oportunidad se metió otra vez en un estudio de radio junto a Jorge “Malambo” Alonso, para hacer “De Corazón”, por AM 900, Radio Kali. Es que, como él mismo dice, "la distancia se soporta mejor si nos acercamos espiritualmente a lo que amamos".
Hoy, a través de www.programavocesdelatierra.com, conduce el show “Voces de la Tierra”, en el que intenta "revalorizar la cultura de todos y cada uno de nuestros pueblos latinoamericanos a través de sus leyendas, hechos históricos, costumbres, humor y música". Porque lleva la radio en la sangre, y porque considera que los latinos "no nos conocemos bien".