Muy a pesar de ellos, cada día que pasa nos convencemos más sobre las similitudes entre la ex presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner y el actual mandatario estadounidense Donald Trump. Más allá de las diferencias ideológicas, ambos comparten una forma de hacer política basada en el personalismo, en el desprecio por las ideas ajenas, y en el todo o nada. Digamos que de democráticos tienen poco más que el hecho de haber sido elegidos por el voto popular, aunque en el caso de Trump ni siquiera eso es tan así.
Pero lo que más acerca a ambos es la personalidad egocéntrica, el narcisismo extremo. En muchas ocasiones se comportan como adolescentes ricos, caprichosos y malcriados. Ambos comparten la capacidad para depositar en otros las falencias propias, en vivir en mundos ilusorios, y cuando la realidad los enfrenta a lo que no quieren ver ni oír… bueno, ahí está la prensa para echarle la culpa de todos los males. La realidad, nos quieren hacer creer, es maravillosa; pasa que la prensa malintencionada siempre informa mal. Por supuesto que el periodismo tendencioso siempre existió y existirá; lástima que los mandatarios en cuestión se victimicen cuando se reportan cosas que afectan a sus intereses y se callen la boca cuando los medios los alaban con mentiras por conveniencia.
Comenzamos con esta idea al leer las más recientes encuestas de opinión y los porcentajes de aceptación que goza (o más bien, sufre) el presidente estadounidense hoy en día. Otra vez, las coincidencias: son muy similares a los que recibe CFK, aunque ésta tiene a su favor el haber gobernado por ocho años y puede achacarle su baja popularidad al “desgaste natural” que sufren la mayoría de los gobernantes.
De acuerdo a dos de las más fidedignas fuentes en este campo, el presidente Donald Trump cuenta con una aprobación popular que resulta ser de unos tremendos 21 puntos por debajo del promedio histórico que recibe un presidente estadounidense durante los primeros dos meses en el puesto. Gallup reveló que Trump cuenta hoy con solo un 40% de aprobación popular, mientras que los datos del Pew Research Center son similares, otorgándole un 39%. Durante el último mes, la popularidad de Trump cayó un 5% más, lo que lo pone otra vez a contramano de las tendencias históricas, ya que desde Dwight D. Eisenhower, todos los presidentes gozan de un promedio de un punto en alza desde el primer mes de gobierno.
El presidente, otra vez, acusó a la prensa de pintar un panorama de “caos” en su administración, cuando en realidad, dice, todo funciona “como una máquina bien aceitada”. “Any negative polls are fake news”, aseguró el presidente por Twitter, su método de comunicación preferido. Otra similitud con nuestra ex presidente argentina: ambos eligen un lenguaje adolescente a través de un medio de expresión que les permite lanzar frases cortas y vacías de contenido. Y ya que estamos, aquí va un pedido para todos los políticos, pero muy en especial para los que ostentan cargos de tamaña importancia: ¿Podrían privilegiar las conferencias de prensa, las entrevistas con diferentes medios, quizás también escribir alguna nota en algún medio serio, por sobre las mini frasecitas tontas de Twitter?
Todos los ciudadanos que apreciamos las palabras con contenidos, la visión de los estadistas en el gobierno, todos los que esperamos una comunicación seria y respetuosa de nuestros funcionarios hacia nosotros en lugar de pataleos fútiles y huecos, se los vamos a agradecer. ¤