Famoso por su campaña publicitaria
Como la soda en sifón o el mate, “El insecticida que siempre mata” era un líquido infaltable en los hogares argentinos de los años 50, 60 y 70. El Flit era un producto producido por la compañía Esso con altos contenidos de productos sumamente tóxicos… y no solo para los bichos.
Su primera fórmula contenía básicamente petróleo refinado, pelitre y acetato de amilo. Con el correr de los años se le fueron agregando ingredientes, entre los cuales el más notable fue el DDT, hoy prohibido en varios países del mundo por su impacto en el medio ambiente y su alta toxicidad.
A mediados de siglo, el Flit que se comercializaba en Argentina contenía piperonil butóxido (0,2%), piretrinas (0,025%), dicloro-difenil-tricloroetano (1 %); chlordane (0,5%), lindane (0,2%), e hidrocaruros refinados (98,075%).
La marca se hizo famosa gracias a sus efectivas campañas publicitarias y al soldadito de uniforme rojo y sombrero negro que la representaba. En tiempos en que la conciencia ecológica y de salubridad pública aún estaba en pañales, una de las frases con las que la compañía promocionaba su producto decía “Solo Flit puede decirle lo peor de Flit… los insectos no viven para contarlo”.
Por lo general, el Flit se usaba con un pulverizador, al que por extensión también lo llamábamos Flit. ¤