Los polémicos subsidios y las políticas que los rigen
La industria del cine argentino es extraña. De acuerdo a las frías estadísticas se filman casi 160 películas anualmente. Pero son muy pocas las que llegan al gran público y menos aún las que terminan siendo éxitos comerciales.
Muchos opinan que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) anualmente dilapida cientos de millones de pesos para subvencionar películas que nadie ve. Para conocer desde adentro lo que sucede con la industria del cine nacional entrevistamos al multifacético Juan Andrés Martínez Cantó. Licenciado en Políticas y Planificación de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires, nacido en 1977 y conocido popularmente como “Gato” Martínez, se desempeño como director, productor, camarógrafo, montajista, productor asociado, productor ejecutivo, jefe de producción y asistente de montaje. Además, fue jurado del comité de evaluación de proyectos documentales del Instituto Nacional de Cine, representando a Documentalistas de Argentina (DOCA).
En base a su experiencia personal en ambos lados del mostrador, Martínez es una de las personas indicadas para aclarar algunos malentendidos sobre el séptimo arte vernáculo, que se presta a interpretaciones erróneas.
La charla se llevó a cabo en el Cine Gaumont durante la función privada de prensa de Alunizar (Land on the Moon), dado que “Gato” Martínez fue uno de los productores de esta película documental de investigación, en la que Pepa Astelarra y Lucas Larriera, sus directores, intentaron recrear el primer paso del hombre en la luna 40 años después, ya que al observar el material de archivo original, detectaron un detalle extraño que los llevó a emprender una exhaustiva búsqueda para dilucidar si existió una conspiración en torno a la televisación del hecho.
Vos que fuiste jurado en el INCAA ¿nos podrías decir cuál es el criterio de selección de las películas que reciben subsidios del Instituto?
En principio te informo que yo fui parte de un comité que evaluó proyectos documentales para dos líneas de trabajo, de televisión y de exhibición cinematográfica. El INCAA tiene un sistema de jurados rotativos que tiene que funcionar hasta un máximo de tres meses, donde puede evaluar no más de cuarenta proyectos presentados.
¿Cuál es la política del Instituto de cine argentino para subsidiar películas?
Hay que entender al cine argentino como una industria embrionaria, vinculada especialmente a lo artístico y a lo experimental, más que a lo comercial, aunque esto no signifique que se descarten películas de sesgo comercial, ya que de hecho las hay. Pero quizás sean las menos.
Pero la mayoría de las películas no las ve nadie
Respecto a lo que decís que hay muchas películas “que nadie ve” debería aclarar que casi la mitad, 80 películas, son documentales de bajo presupuesto, de 10 mil o 15 mil dólares. Obviamente que frente a las estadísticas, muchos dicen “sí, se filman 160 películas”. Pero las que se estrenan en salas son muchas menos. Y en los complejos de exhibición más importantes solo se proyectan dos o tres películas argentinas.
¿Se subsidian todas las películas que se filman?
La ley es pareja para todos. “Relatos Salvajes”, de Damián Szifrón, y las más televisivas “Los Bañeros más locos del mundo” y “Socios por accidente” también fueron apoyadas por el Instituto. Hay que destacar que el 10% de cada entrada de esos “tanques” del cine argentino vuelve a las arcas de fomento del INCAA para financiar otros proyectos.
¿Cuál sería un éxito de un documental de bajo presupuesto?
Si llevara 10 mil espectadores estaría muy bien. Es una cifra muy buena. El promedio se encuentra entre 3 mil y 5 mil, siempre y cuando consigan salas de exhibición, porque muchos de esos documentales terminan en circuitos alternativos donde son exhibidos de manera gratuita, fuera de las estadísticas.
¿Pero no es obligación del INCAA exhibir todas las películas que subsidia?
Según el convenio, se deben exhibir obligatoriamente en la señal de INCAA TV, pero no necesariamente en salas, por eso en la Argentina la realización cinematográfica exige mucho amor propio, esfuerzo y voluntad.
¿Los comités de jurados son independientes?
Totalmente. El INCAA no puede intervenir en la selección de películas que serán subsidiadas. Eso sería escandaloso y es lo que sucedió en la década del 90, cuando se elegían “a dedo” las películas que iban a ser apoyadas, e incluso también se designaban “a dedo” las que participarían del Oscar, como lo fue el dibujo animado “Manuelita”. Afortunadamente, ahora se seleccionan por votación. (Por los miembros de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, presidida por Juan José Campanella. (N. del R.)
¿Qué podés decirnos de tu experiencia como jurado del INCAA?
En nuestro comité analizamos dos cosas. Primero, la viabilidad, que la narrativa se comprendiera aun tratándose de un proyecto documental. Y el segundo aspecto era la factibilidad. Es decir, que se pudiera filmar con el aporte del subsidio, que cubre solo una parte del costo total.
¿Podrías darnos un ejemplo?
Claro. Si presentás un proyecto musical y no tenés asignado en el presupuesto un monto para la compra de los derechos musicales en SADAIC, no es factible. Nos pasó analizar un proyecto en el que el principal monto estaba destinado a financiar un viaje a la selva, pero entendimos que la prioridad del realizador era conseguir subvención para un viaje personal y no para filmar.
¿Se presentan muchos proyectos?
Ahí sucede algo curioso. Hay unos 14 mil estudiantes de cine en el país, pero la cantidad de proyectos que se presentan al INCAA no guarda relación con esa cifra, es muy menor. Además, dentro de esa pequeña cantidad, algunos ni siquiera cumplen con los requisitos mínimos de desarrollo de guión, porque no se ve un verdadero trabajo de elaboración. Hay muchos “paracaidistas”, también.
¿Cuántos miembros tiene un comité de jurados?
Cinco.
¿Los proyectos se aprueban con mayoría simple?
Con mayoría simple de los presentes. Si un día un jurado no puede venir se aprueba con 3 a 1, por ejemplo. En mi comité siempre estuvieron todos los jurados, hubo mucho debate y confluencia, y en otros casos votación. Cada comité es un mundo. Nosotros nos reuníamos una vez a la semana durante varias horas.
¿Balance?
En lo personal fue un trabajo extenuante, porque yo lo tomé con mucha seriedad. ¤