Hollywood es el ejemplo a seguir

HollywoodLa gran mayoría de los profesionales relacionados con el mundo cinematográfico y televisivo argentino habitualmente emiten comentarios despectivos sobre la industria cinematográfica estadounidense. Cuando se refieren a Hollywood, generalmente lo hacen con una mueca de asco, porque aseguran que allá, en el norte, solo se preocupan por filmar películas o programas “comerciales”. Son los mismos que se enorgullecen de que aquí, en la Argentina, afortunadamente se filman películas “artísticas”.

Obviamente, estas personas se olvidan de que en los años dorados del cine argentino, cuando las películas argentinas triunfaban en toda Latinoamérica y España, en nuestro país se filmaba al “estilo Hollywood”. Esto es, contaban buenas historias interpretadas por excelentes actores que atrapaban el interés de los espectadores de decenas de países.
Lamentablemente, a comienzos de la década del sesenta, e influenciados por directores europeos, el cine nacional comenzó a filmar películas “artísticas”, que en su mayoría eran aburridas, lentas y con argumentos que nadie entendía. Como consecuencia natural de este cambio radical, los espectadores argentinos y extranjeros huyeron espantados de las salas donde se exhibían películas argentinas. Y ese enorme mercado fue ocupado por las despreciadas películas de Hollywood, es decir las “comerciales”, mucho más entretenidas. 
En la actualidad, todavía se siguen padeciendo los efectos de la destrucción de la industria cinematográfica argentina a manos de pseudointelectuales que filman “arte”.
De acuerdo a un estudio de la consultora Rentrak, contratada especialmente por la editorial Perfil, en los siete primeros meses del año 2011 el cine argentino convocó a 1.834.111 espectadores que acudieron a las salas y pagaron su entrada para ver alguno de los 45 filmes nacionales que se estrenaron hasta el jueves 21 de julio. Lo alarmante es que sólo tres películas “Un cuento chino”, “Los Marziano” y “Revolución: el cruce de los Andes” acapararon a 900.932 de esos espectadores, casi la mitad del total. El 50% del público restante fue a ver los otros 42 estrenos nacionales de 2011.
Tal como muestra el estudio de Rentrak, de las 45 películas argentinas estrenadas, 16 de los estrenos nacionales de 2011 –es decir, el 33%– no pudieron siquiera alcanzar las mil localidades vendidas. El film “Los labios”, fue visto por 25 personas y recaudó 125 pesos. “Amateur”, un documental, llegó a estar dos semanas en cartel y solo fue visto por 31 personas.
Más llamativo aun es el caso de “Secuestro y muerte”: el filme de Rafael Filipelli con guión de su mujer, Beatriz Sarlo, sobre la ejecución del general Aramburu a manos de Montoneros –es decir, figuras de prestigio con un tema controvertido– convocó a solo 136 personas y recaudó $ 1.700 pesos.
El listado podría continuar, pero los filmes argentinos fueron tan ignorados que casi nadie se enteró de su existencia.
Pareciera que en el país nadie se da cuenta de que el cine es una industria. Que a través de la pantalla, además de historias, se muestran paisajes, gente, costumbres y productos. Que es una gran vidriera para vender un país, su gente y sus productos en forma permanente. Lo de “permanente” es algo que las industrias estadounidenses conocen muy bien, porque una película primero se ve en el cine, luego en DVD o Blu-Ray y posteriormente en las pantallas de televisión. Una y otra vez son exhibidas en los distintos canales de aire y cable hasta el fin de los tiempos, dado que las mismas sirven para llenar huecos de programación.
Por otra parte, el merchandising que deriva de los filmes puede alcanzar cifras astronómicas. La franquicia de Star Wars (Guerra de las Galaxias), recaudó miles de millones de dólares en taquilla y más del doble en merchandising.
Por supuesto que al estar conscientes de esta mina de oro, los responsables de marketing de las grandes compañías hoy día pagan fortunas para que sus productos aparezcan en los filmes. Todo indica que el “product placement” nació en 1945, cuando Joan Crawford bebía delante de la cámara un Jack Daniel´s Bourbon Whisky en la película "Alma en suplicio", de Michael Curtiz. Ésta es la primera referencia histórica probada documentalmente de la que se tiene constancia de la incorporación de un producto con intención comercial en un film. Las tabacaleras fueron las pioneras en mostrar sus productos y de allí que en casi todas las películas se ven a los protagonistas fumando. ¿Esa será la razón por la cual los personajes de películas fuman más que la gente normal?
La Argentina de estos tiempos se ha convertido en una gran fábrica de commodities. Vende productos agropecuarios con poco o nulo valor agregado y a muy pocos mercados, en proporciones tan elevadas que algunos analistas se atreven a afirmar que el país ya es “soja-dependiente”.
Sería conveniente empezar un vigoroso programa de industrialización para diversificar la oferta de industria y servicios nacionales, y el cine es uno de los mecanismos ideales para darlos a conocer, lo que serviría también para posicionar la “marca país”.
La televisión argentina ha demostrado que se puede: telenovelas nacionales son vistas en casi todo el mundo y con mucho éxito. Es hora de que el séptimo arte imite sus pasos. Por la accesibilidad y permanencia, un film estándar puede ser visto en forma individual, en 90 minutos, a cualquier hora del día o de la noche. Una telenovela de decenas de capítulos, en cambio, exige una continuidad difícil de sostener en el tiempo.
Hollywood es el ejemplo a seguir si deseamos conquistar nuevos mercados para los productos del país.
Mientras tanto, el “arte” puede esperar. ©


El secreto de mi fracaso
Desde Rentrak, que realizó la medición para Perfil, se aclara que los números pueden tener alguna variación producto de las exhibiciones de las últimas semanas en los espacios del INCAA, ya que, según Rentrak, “no entregan los datos en tiempo y forma”. Lo cierto es que, número más, número menos, el 33% de la producción cinematográfica de los primeros siete meses de este 2011 fueron un fiasco mayúsculo en cuanto al público. Muchos de estos filmes, claro, tuvieron subsidios del INCAA , para que se estrenen a razón de 1,6 por semana en promedio y (casi) nadie los vea.


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