Es muy difícil entender lo que sucede en nuestro país viviendo en él. Por lo tanto, es de suponer que, para los compatriotas que han emigrado y los extranjeros en general, resultará mucho más complicado.
Sin embargo, se puede.
Solo hay que prestar atención a los mensajes directos, indirectos, subliminales y omisiones. Si bien esto exige un esfuerzo mental considerable, es la única manera de resolver el enigma. Es como armar un rompecabezas que tiene todas las piezas a la vista, pero con unas cuantas camufladas. Hay que detectar las que se ocultan entre líneas.
Lo complicado es interpretar cada acto, dicho u omisión para descubrir qué se informa y qué se oculta.
Un ejemplo: el trágico accidente de trenes de la estación Once.
El miércoles 22 de febrero de 2012 a las 08:34 a.m. un tren que estaba arribando a la plataforma número 2 de la Terminal de Once no logró detener su marcha y chocó contra los sistemas de paragolpes de contención de la estación. La formación, de ocho vagones, transportaba a más de 1200 pasajeros. A causa de ese choque murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas.
Ante este trágico hecho, los medios oficialistas y opositores presentaron sus versiones. Obviamente, enfrentadas. Sin embargo, hay hechos incontrastables.
El entonces secretario de Transporte, ingeniero (agrónomo) Juan Pablo Schiavi, dijo entre otras cosas: “Si pasaba ayer, no era tan grave”, refiriéndose al martes de carnaval que fue feriado. Por supuesto que en un día feriado viaja menos gente. ¿Qué tipo de excusa es esa? Asimismo, culpó de alguna manera a los pasajeros que se agolparon en los primeros vagones a fin de bajar antes para llegar a horario a sus trabajos. "Esto pasa por cómo somos los argentinos, que nos queremos bajar primero para salir antes o no tomar el colectivo". De terror.
El día 7 de marzo el polémico funcionario presentó su renuncia. El 8 asumió Alejandro Ramos como flamante secretario de Transporte. Lo curioso es que durante el traspaso de mando, Schiavi fue despedido con aplausos, como si fuera un héroe. Preocupante.
Mientras tanto y sin esperar a los peritajes judiciales, el gobierno de Cristina Kirchner resolvió la intervención por 15 días de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), del Grupo Cirigliano, que explota las líneas Sarmiento y Mitre. Una de las primeras medidas del interventor fue el retiro de ocho formaciones que no cumplían con las medidas de seguridad necesarias.
Evidentemente, nadie controlaba la seguridad de los trenes, a pesar de que se le otorgaron miles de millones de pesos en carácter de subsidios a la empresa con ese fin.
¿Qué hubiera pasado si la tragedia del 22 de febrero no se producía? Quizás nada. O tal vez se hubiera producido otro accidente mucho más trágico. Esto es probable, dado que se encontraron ocho formaciones defectuosas.
Algunos dicen que el estado no cumplió con su misión de velar por la seguridad de la población. Otros funcionarios, como el ministro de Planificación Federal Julio De Vido, afirmaron lo contrario, dado que “nadie contabiliza las muertes que no se produjeron".
Mientras tanto, se prorrogó la intervención que iba a durar quince días. Si bien nadie sabe cómo terminará la investigación de esta tragedia, lo más probable es que suceda lo de siempre: nada.
Y esto es lo más importante para entender cómo funciona la argentina. O más bien habría que decir, cómo no funciona.
Argentina es un país agrícola ganadero, exportador de materias primas, que se niega a admitirlo. Corrupto desde antes de la independencia, que nunca tuvo una revolución industrial, ni la tendrá, y que periódicamente se ve arrasado por tsunamis políticos y económicos que destruyen todo a su paso.
Pero… además es un excelente lugar para vivir, donde hay gente tan buena o tan mala como en el resto del mundo. Lo que no existe es previsibilidad. Ni desarrollo, ni justicia, ni seguridad. Ni, tal vez, nunca las habrá, porque nadie se preocupa en solucionar esos problemas. Sólo suceden.
Tampoco es justo culpar nomás a los dirigentes de turno, ya que ellos son producto de esta sociedad como el resto de nosotros.
Actualmente se escuchan voces criticando a los jueces corruptos, pero ¿cómo criticarlos, si a todos desde chicos nos hicieron leer el Martín Fierro?:
"Hacete amigo del Juez
No le dés de qué quejarse;
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encoger,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse".
Argentina es un país entrañablemente querible. El problema somos todos nosotros. Y cuando se quiere de verdad, hay que aceptar los defectos. No hace falta entender.©