Liberó nuestra esperanza con un grito en la voz
Claro ejemplo de que la educación no depende necesariamente de la escuela y los títulos, Armando Tejada Gómez surgió de la extrema pobreza de una familia de trabajadores rurales mendocinos. Había nacido el último día de abril de 1929 con los versos de la tierra que lo acunó ya listos en sus labios y en las yemas de sus dedos.
Trabajador callejero desde los 6 años, el Martín Fierro de José Hernández fue su Biblia. “Entre los consejos de los mayores y de los indios huarpes, de los que yo provengo, y de las reuniones de fogón, aprendí la cultura americana, porque no frecuenté aulas; aprendí la voz popular en que creíamos”, había dicho alguna vez.
Desde bien abajo se fue forjando su talento para revolucionar el folclore y la mente de los folcloristas. De joven se asoció a otro grande, Oscar Matus, coterráneo, quien luego sería marido de Mercedes Sosa, y con quien escribiría sus primeras grandes obras, como “Los hombres de río”. Los tres llegaron a consolidar su fama con el disco La voz de la zafra, cantado por Mercedes Sosa, y editado en 1962 por RCA.
Tejada Gómez llevó la poesía y la estética del folclore argentino hacia nuevas alturas, con letras que a muchos a veces les costaba deducir. La letra de su obra más aclamada, sin embargo, era bien directa y clamaba por la unión latinoamericana. Su Canción con todos decía:
“Todas las voces todas, todas las manos todas
Toda la sangre puede ser canción en el viento
Canta conmigo, canta, hermano americano
Libera tu esperanza con un grito en la voz”
Canción con todos, compuesta junto a César Isella, es hoy considerada el himno de Latinoamérica.
Tejada Gómez publicó además varios libros de poesía y fue uno de los fundadores del Movimiento del Nuevo Cancionero, desde el cual pujaron por la integración de las distintas corrientes de la música popular argentina.¤
Canción con todos
Autores: Armando Tejada Gómez, César Isella
Salgo a caminar
por la cintura cósmica del sur.
Piso en la región
más vegetal del viento y de la luz.
Siento al caminar
toda la piel de América en mi piel
y anda en mi sangre un río
que libera en mi voz su caudal.
Sol de Alto Perú,
rostro Bolivia, estaño y soledad,
un verde Brasil,
besa mi Chile cobre y mineral.
Subo desde el sur
hacia la entraña América y total,
pura raíz de un grito
destinado a crecer y estallar.
Todas las voces, todas,
todas las manos, todas,
toda la sangre puede
ser canción en el viento.
Canta conmigo, canta,
hermano americano.
Libera tu esperanza
con un grito en la voz.
(Ciñe el Ecuador
de luz Colombia al valle cafetal.
Cuba de alto son
nombra en el viento a México ancestral.
Continente azul
que en Nicaragua busca su raíz
para que luche el hombre
de país en país
por la paz.) ¤