CÓMO PREVENIR EL FRACASO ESCOLAR INFANTIL
El éxito o fracaso escolar no depende de estudiar más o menos, sino de buscar y encontrar las condiciones necesarias para que el aprendizaje del niño se desarrolle, de manera que no sólo aprenda contenidos, sino que se desarrolle como persona.
Fomentar en la familia el respeto mutuo, el amor, la cooperación, sin dejar de lado, especialmente en los primeros años, las normas, límites y la autoridad, que son la base para ayudar a nuestros hijos a crecer y desarrollar sus habilidades sociales y mejorar su rendimiento escolar.
Algunos de los aspectos esenciales para evitar el fracaso escolar son:
- La comunicación.
Es fundamental para entenderse y comprenderse, no sólo en las diferentes conductas, sino al intercambio de sentimientos entre padres e hijos.
- Estimular la autoestima, la valoración que tenemos de nosotros mismos. Este concepto se forma en los primeros años de vida, a partir de lo que otros piensan o cómo somos valorados por los demás, y la figura de los padres, demostrando sentimientos de confianza y valoración ante sus primeros logros y ayudando a superar sus dificultades, es fundamental para el buen desarrollo de su autoestima.
- Transmitir valores y responsabilidades a través de nuestras actitudes cotidianas. De hecho, lo que hacemos tiene más repercusión que lo que decimos.
- Ejercer la autoridad sin miedos. Es necesario ejercer la autoridad explicando, en lo posible, los motivos de nuestras decisiones.
Un simple “no” tal vez produzca en el niño la reacción contraria (como una lucha de poder), pero si les explicamos y, por supuesto, sostenemos nuestra decisión, el niño, con el tiempo, comprenderá.
No sólo estamos poniendo un límite, sino que estamos fomentando la comunicación entre ambos. Los niños necesitan de nuestra autoridad (no del autoritarismo) para sentirse seguros. Si les observamos veremos como en su juego, ellos mismos crean reglas que no deben ser transgredidas.
- Límites claros. A veces, los problemas se dan porque los límites han sido demasiados flexibles, dependiendo del humor o situación afectiva de los padres.
Es importante ser claros en los límites o normas impuestas, ya que éstos favorecen el desarrollo de los pequeños.
Para ello es necesario ser consecuentes con lo que decimos y hacemos, explicando los porqué y las consecuencias si no cumplen.
Es importante cerciorarse, hablando con ellos, que el límite ha quedado claro.
- Saber escuchar. Para establecer relaciones saludables es necesario escuchar las necesidades de los niños, pero también que los padres puedan expresar las suyas. Con esta actitud les ayudamos a desarrollar su capacidad de empatía, aprendiendo a escuchar y a ser más tolerantes con los demás. Aquellos niños a quienes desde pequeños sus padres les han escuchado, se comunican propiciando el diálogo. Disfrutando de lo que sus hijos les cuentan lograrán que a medida que los niños crezcan, especialmente en la adolescencia, la comunicación sea más libre y espontánea.
-Enseñarles a pensar.
Aumentar la capacidad de autocrítica y de independencia.
A veces el tener todo resuelto hace que los niños y jóvenes no desarrollen la imaginación, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas.
Permitirles y estimularlos para que pregunten y se cuestionen algunas situaciones personales y sociales será un buen ejercicio que les hará más libres a través del pensamiento.
- Ayudarlos a organizar su tiempo. Un horario establecido, especialmente con los pequeños, para realizar las tareas y luego para jugar y divertirse.
Si logramos que estos hábitos de horarios se establezcan, los niños lo incorporarán en su rutina diaria, sin necesitar del control y la persecución de los padres.
Estas son algunas pautas que podemos reforzar para que nuestros hijos puedan superarse día a día en su aprendizaje, disfrutándolo y sintiendo más confianza en sí mismos y en sus capacidades.
El fracaso escolar generalmente responde a la falta de estímulos, de esfuerzo, donde se intenta obligar en lugar de motivar.
Es importante estar atentos a los cambios de conducta de nuestros hijos. Lo más recomendable es no dejar pasar el tiempo cuando éstos aparecen y buscar la ayuda de un profesional, para que un hecho puntual no se transforme en una situación de fracaso escolar, que afecte su desarrollo emocional. ©