Una historia de amor y venganza
Los calchaquíes eran un conjunto étnico que vivió en los valles del noroeste argentino, en lo que ahora son las provincias de Salta, Catamarca, Jujuy, Formosa y La Rioja. Esta cultura fue la más compleja del país gaucho, en su riqueza cultural se encuentran grandes leyendas y, una de las más importantes, es la leyenda del cardenal.
El cardenal es un pájaro mediano, de plumaje tupido, con su pecho gris acero, abdomen blanco ceniciento y, garganta y cabeza rojo vivo; una línea blanca divide el rojo de la cabeza del gris del lomo. Sus alas son angostas y afiladas, y su cola es larga y cuadrada.
Es bastante rápido y sagaz. Su hermoso canto es similar a los sonidos emitidos por una flauta.
Cuentan que Mama Quilla (la Luna) le ordenó a su hija Chasca que instruyera y ayudara a los hombres a cultivar y aprovechar las hierbas como medicina para sus males.
Chasca arribó a la aldea del caritativo Punquillo, quien la acogió cariñosamente y como gratitud le dio como esposo a su hijo Ancali. Él colaboró con Chasca a sanar enfermos y a sacar excelentes medicinas de las plantas de la zona.
Machi, el brujo de la tribu, vio con ojos desagradables las acciones de Chasca y Ancali, pues él había sido siempre el curandero del grupo. Colmado de sed de venganza, invocó a Zupay (Satanás) para conseguir envenenar a Punquillo, quien en poco tiempo cayó completamente moribundo debido a un misterioso mal que los conocimientos de Chasca no pudieron curar.
Cuando el cacique falleció, Machi afirmó que Chasca y Ancali habían originado la muerte de Punquillo para treparse al trono. La comunidad asombrada, le hizo caso al brujo, quien les dijo que los ataran a una elevada roca y los dejaran a su suerte. No obstante, antes, algunos guerreros les apuntaron con flechas.
Chasca, al observar que Ancali era flechada en el centro de su frente, juntó su cabeza a la de él y pronto la sangre del joven tiñó ambas cabezas. Mama Quilla, se apiadó de los prometidos y los transformó en pájaros cardenales.¤