Tal como les había prometido a sus apóstoles, un día domingo de hace unos 2000 años y luego de haber sido crucificado por cuestionar el orden imperante en la época y declararse a sí mismo enviado de Dios, resucitó Jesús de Nazareth, carpintero de profesión y polémico profeta. Hoy millones de fieles y otros tantos turistas alrededor del mundo evocan la Semana Santa, un período que va desde el Domingo de Ramos hasta el de la Resurrección. Esta semana, lejos de ser un tiempo de reflexión, de renovación de la fe, es tomada por buena parte de los “creyentes” como la primera mini-vacación del año, es decir, una oportunidad para la joda. Esto se da siempre. Sin embargo, este año nos resultó particularmente penoso ser lejanos testigos de los eventos suscitados en la Argentina.
En primer lugar, la primera en tomarse el buque fue la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien extendió a seis días su fin de semana largo para viajar otra vez al sur para supervisar una mudanza. Entre tanto, a lo largo de todo el país “la gente del campo” se hacía piquetera, reclamando eliminar las retenciones impuestas por el Gobierno. Los camioneros, con Pablo Moyano a la cabeza, salían como fuerza de choque rural a forzar el levantamiento del paro y los piquetes. En la Ciudad de Buenos Aires se desataban enfrentamientos, otra vez, por el control de la Plaza de Mayo. Protestas y antiprotestas. Piqueteros oficialistas en contra de piquetes opositores. En las rutas, el drama de siempre: desorganización, accidentes por doquier, vidas que se pierden al volante y por el volante.
Como un oasis en medio de este caos, algunas voces que aportan cordura, serenidad, que intentan abrir el camino. Como decíamos aquí hace un par de meses: cosa de locos.
Por eso, Don Jesús, si esta vez resucitó en el país de su Padre, que según dicen es argentino, perdónenos. Venga el año que viene, ya que haremos lo imposible para que las cosas estén mejor. La verdad es que en muchas cosas vamos avanzando, aunque a veces no se note. Eso sí: lo de las mini-vacaciones no lo podemos evitar. Sino hasta julio se hace muy largo, ¿vio? ©