Los dos personajes principales:
Don Quijote y Sancho Panza
Hay una segunda salida de Don Quijote en busca de nuevas aventuras que hará renegar a Sancho Panza por las osadías de aquél. Un personaje secundario, el bachiller, les recordará que “Los oficios mudan las costumbres”.
Platicarán Sancho y Teresa Panza en el interín sobre la posibilidad de gobernar una ínsula. Doña Teresa le dirá: “La mejor salsa del mundo es el hambre y como ésta no falta a los pobres, siempre comen por gusto” Y con respecto a su hija le indicará: “Mejor parece la hija mal casada, que bien abarraganada (amancebada)” .A continuación, Teresa Panza se despachará con varios refranes: “La mujer honrada, la pierna quebrada y en casa”; “La doncella honesta al hacer algo es su fiesta”; “¡Quien te cubre, te descubre ¡y por el pobre todos pasan los ojos de corrida y en el rico los detienen, y si el tal rico fue en un tiempo pobre, allí es murmuración, el murmurar y el maldecir”.
Pero dos son los personajes principales de la novela, los demás forman el marco a las dos figuras. Se ha dicho que amo y mozo, caballero y escudero, no son exactamente retratos sino originales compuestos de fragmentos humanos. El primero es un loco, el segundo un hombre de bien pero con poca sal en la mollera. Ambos dos caballeros, uno sobre famélico jamelgo, el otro sobre paciente asno y en común amigable consorcio. Hace siglos que reciben los aplausos de las gentes y las salutaciones de los hombres de letras. Prestos a salir por segunda vez, cuando Sancho Panza se reúne con Don Quijote, éste le amonesta de la siguiente manera: “La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio ancho y espacioso y sus fines y paraderos son diferentes”.
Con respecto a Dulcinea del Toboso, que es la amada de Don Quijote, éste piensa continuamente que un encantador lo persigue en las cosas que él quiere. Esto le hace exclamar: “¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes” y “Todos los vicios, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabia.”
Ambos personajes representan indudablemente los dos fenómenos históricos más constantes de la humanidad, el bien en el uno y la idea del provecho en el otro; quijotismo en ambos, pero ideal en el amo y real en el criado. Desinteresado y sacrificado el caballero que busca siempre hacer el bien sin sacar ventaja, y el escudero que sólo y únicamente, hace las cosas por el interés.
Con respecto a Dulcinea del Toboso, Don Quijote le confiesa a Sancho Panza que nunca, en todos los días de su vida, la ha visto; ni jamás atravesó los umbrales de su palacio y que sólo está enamorado de oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y de discreta. Ella es la mujer ideal de Don Quijote, a la que él quiere dedicarle todas sus hazañas.
En su locura, Don Quijote envía a Sancho Panza a buscar el palacio de Dulcinea y éste le contesta que irá y volverá presto y que considere que suele decirse: “Buen corazón quebranta mala ventura” y que “Donde no hay tocino, no hay estacas”.
Yendo a ese cometido, Sancho Panza piensa y considera que su amo es un loco de atar y que no le va en zaga pues le sigue y le sirve. Por eso comprende el refrán que dice “Dime con quién andas y te diré quién eres” y el otro “No con quien haces sino con quien paces”.
Y todavía tendremos una tercera salida de Don Quijote en el libro segundo. En ese momento, refiriéndose a los pecados capitales, dirá el manchego a Sancho: “Hemos de matar en los gigantes la soberbia; a la envidia en la generosidad y buen pecho; a la ira en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza con andar por todas las partes del mundo buscando las ocasiones que nos puedan hacer sobre cristianos famosos caballeros.”
En el prólogo del segundo libro, Cervantes se descarga con dos refranes: “La honra puede tenerla el pobre pero no el vicioso; la pobreza puede nublar a la nobleza, pero no oscurecerla del todo”
En el capítulo tercero, Don Quijote nos enseñará “Dondequiera que está la virtud, en eminente grado es perseguida. Pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dejó de ser calumniado de la malicia”.
Y así seguirán los refranes sucesivamente. Lo que es indudable es que una obra como la de Don Quijote no necesita comentarios si nos atenemos a su letra; pero como se satiriza a los libros de caballería y se mencionan hechos ocurridos en su época, surgieron miles de críticos para ilustrar algunos puntos, es decir para mejor inteligencia del lector preparándolo para que vean la vía cómica del libro. Los demás personajes, como veremos, aparecen en la obra en revuelto torbellino y son sacerdotes, barberos, duques y venteros, cuadrilleros y ladrones, mozas de partido y camaristas, labradoras y señoras, mercaderes de seda y arrieros, lacayos y caballeros, pastores y cómicos, cautivos y galeotes. En definitiva, la sociedad del siglo XVI, la clase baja y la alta en abigarrado concierto, representación en el fondo de la genuina sociedad de aquel tiempo, del nuestro y del porvenir.
Quien hoy quiera pasar por loco, vístase de Quijote y mientras lo logran (en esta oportunidad dejaremos de poner en el final de la nota un refrán en latín) les recordaremos en castellano que “la justicia es eterna y entra en el cementerio de la mano del que la practica”. Ø