¿Por qué un museo para Borges genera controversia?

Cuando el presidente argentino Alberto Fernández en su cuenta de Twitter anunció la creación del Museo Borges usando como base una enorme colección privada de libros, manuscritos, y objetos del escritor Jorge Luis Borges cuyo dueño, el empresario y escritor Alberto Roemmers, iba a donar al Estado Nacional, muchos lo vieron como un simpático gesto de Fernández a un sector de la sociedad no muy afín al peronismo. Porque, como se sabe, Borges fue durante toda su vida un opositor al peronismo y ahora un gobierno peronista se iba a preocupar por su legado. Pero antes de que muchos pudieran digerir la novedad, sorprendió la reacción pública de la viuda de Borges, María Kodama, desde 1988 encargada de defender el legado del legendario escritor a través de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges: “Esas cosas que se piensan donar fueron en su momento robadas”, dijo en una entrevista.

Primero aclaremos los hechos. Borges tuvo una vida bastante estable, y no era de regalar cosas personales, así que Kodama tiene motivos para sospechar que objetos tan cercanos a Borges como manuscritos y premios recibidos tienen su origen en una salida no autorizada desde el hogar de Borges. Ella sospecha que la mucama que sirvió a Borges los últimos años de su vida, Epífana “Fanny” Uveda, hoy fallecida, aparentemente se llevó muchas cosas que estaban guardadas en una baulera.
El empresario Roemmers se defendió en un reportaje diciendo que el origen de la colección es anterior a la muerte de Borges, es la suma de una serie de compras efectuadas a distintos libreros de renombre, y que todo está documentado. Ya que nunca se denunció el robo de bienes que estaban en el último hogar de Borges, la posición de Kodama por ese lado no es muy sólida.
Ahora, ¿qué hay detrás de todo esto? Lo primero que salta a la vista para un observador imparcial es que lo más lógico -un entendimiento entre Roemmers y la Fundación de Kodama para tener una colección unificada y trabajar juntos- no se produce. Hay algún problema entre ellos que lo impide. Alejandro Vaccaro, biógrafo y especialista en Borges y gran amigo de Roemmers (la colección ofrecida la empezó él) es un conocido crítico de María Kodama. Por otra parte, después de años manejando la Fundación sola, Kodama no quiere socios y especialmente socios como Vaccaro. Es casi seguro que personas como Alejandro Roemmers y Alejandro Vaccaro, que están en el tema Borges desde hace mucho tiempo, deben tener una visión alternativa de cómo defender el legado de Borges. El dato clave -y lamentable- es que estos actores privados no quieren trabajar juntos.
También es lamentable que Alejandro Roemmers -uno de los hombres más ricos de la Argentina- no parece dispuesto a mantenerse en el ámbito privado y quiere involucrar al Estado Argentino en el tema Borges. Porque, si no quiere trabajar con la fundación de Kodama, le sobran los millones para formar una fundación propia y mantenerla por el tiempo que sea necesario. Pero no es ese el camino elegido. Roemmers ofrece una colección muy valiosa al Estado argentino, cuando todo el mundo sabe que la historia de los distintos niveles del Estado argentino cuidando la cultura argentina es deplorable. Y no solo por falta de presupuesto, sino también por gravísimos problemas de seguridad.
En fin, lo de Roemmers es un problema ya clásico dentro del coleccionismo argentino. Coleccionistas de todo tipo hacen un esfuerzo espectacular para obtener la mejor colección posible, y años después logran una excelente colección. Entrando la vejez, algunos tratan de donarla a una institución pública con la condición de que esté segura y disponible al público, pero -sorpresivamente para ellos- encuentran instituciones públicas que no pueden prometer nada, muestran poco interés, y no son confiables en el tema seguridad. De ahí que la gran mayoría de coleccionistas mueren con su valiosa colección guardada en su casa, y los herederos -ignorantes de su valor y muchas veces necesitados de dinero- la venden por una fracción de lo que técnicamente valen. O, peor aún, se la regalan a cualquiera y tiran buen parte a la basura “para hacer espacio”.
Esta colección de Roemmers debe venir con condiciones, porque aparentemente fue ofrecida al anterior gobierno y este no la quiso aceptar. Ahora, con el apoyo de Fernández, se habla de un Centro de Estudios, con su propio edificio dentro de la jurisdicción de la Biblioteca Nacional. ¿Será una realidad? Si nos guiamos por la historia, es muy probable que Fernández se despida de la Presidencia y el Centro de Estudios Borges este todavía en etapa de planificación, o con las obras paradas por falta de presupuesto. Sin embargo, si el Estado Argentino entrega una institución competitiva con la fundación de Kodama, esta última probablemente entre en crisis, porque a tantos años de su muerte, Borges difícilmente esté generando fortunas, y todo lo que un ente oficial le puede quitar en visitas y ventas a la Fundación va a hacer una diferencia crucial. Por eso, es entendible la preocupación de la viuda…¤