En el programa “No necesita presentación” con David Letterman (Netflix), el ex presidente Barack Obama le dijo al conductor: “¿No piensas que tengo suerte?”
Barack Obama llegó a ser presidente de los Estados Unidos en dos períodos consecutivos y logró todo lo que se propuso. Pero ahora que está retirado ve que hay muchas personas con similar talento, inteligencia y perseverancia que él. Pero la mayoría son personas que no alcanzaron sus metas, el éxito. Entonces se pregunta: ¿Por qué yo llegué y otros no? Al respecto, Obama cree que el ingrediente que sin dudas lo ayudó a llegar a la cima fue la suerte y la casualidad, además de las otras condiciones. Seguramente, por aquello de “estar en el momento y lugar indicado”.
Y Obama no se equivocó. La suerte, muchas veces, es el factor fundamental para tener éxito… o seguir viviendo.
Esta es una historia real de un caso increíble.
El diputado nacional Eduardo Amadeo estaba cargando nafta en una estación de servicio al costado de la autopista que une las ciudades de Santa Fe y Rosario. En ese momento, e imprevistamente, la válvula que corta el paso de la nafta se trabó y varios litros de combustible empaparon al diputado, quien al ser asmático y aspirar la nafta sufrió un paro cardiorrespiratorio.
Un hombre que volvió de la muerte
Según le dijo posteriormente Amadeo al periodista Luis Novaresio: “Yo me morí”. Es decir, el derrame de nafta le produjo un paro cardíaco mortal. Pero dio la casualidad que en esa misma estación de servicio estaba tomando un café el doctor Germán Brunassi, de la ciudad de Baigorria, un médico rescatista, y al ver lo que sucedía salió corriendo para asistir al diputado y logró reanimarlo. El corazón de Amadeo en segundos volvió a latir.
Pero eso no era suficiente, el doctor Brunassi necesitaba elementos que no tenía a mano. En ese momento crítico la buena suerte acompañó una vez más al diputado, porque justo pasaba una ambulancia vecinal por la autopista llevando las dos cosas que necesitaba el galeno: cortisona y oxígeno. Luego, entre el doctor Brunassi y los camilleros de la ambulancia llevaron a Amadeo al Hospital Eva Perón de Baigorria, Santa Fe, donde estuvo bajo cuidado intensivo durante ocho días.
Amadeo relató después a Novaresio: “Es un milagro. Hubo una combinación de hechos que hace que yo esté acá. Yo soy agnóstico, pero cuando pasan estas cosas uno a veces piensa que los milagros existen, que hay mensajes. Ahora estoy perfecto. Mi cerebro y mis pulmones funcionan bien. Salgo, camino, todavía no estoy para correr una maratón, pero sí la media. Estoy perfecto, es un milagro. El doctor que me salvó no era proctólogo, ni pediatra… era un rescatista que había trabajado en Rafaela mucho tiempo haciendo ese trabajo y lo hizo impecable. Me vio cuando me caí y en 15 segundos estaba arriba mío haciéndome las maniobras necesarias para salvarme la vida. Yo no creía en Dios, pero ahora estoy conversando con él. Si existe, le estoy infinitamente agradecido”.
Como decía Barack Obama, se puede tener todas las cualidades, pero sin “suerte” nunca se llega.¤