Con total ironía y no poca decepción desde este mismo espacio editorial cerrábamos el año pasado señalando algunas de las causas por las cuales nuestra calidad de vida, tanto aquí como en Argentina, sigue cayendo por una sostenida pendiente. En esta oportunidad comenzaremos el 2019 señalando que a pesar de todas esas incuestionables calamidades, también hemos sabido dar pasos hacia adelante, superar barreras, apuntalar derechos, y hacernos más dignos de nuestra esencia humana. Algunos han sido logros individuales, otros grupales, científicos, políticos o ambientales. Algunos miran hacia el pasado para rectificar el presente; otros son totalmente revolucionarios de cara al futuro. Algunos son fenómenos locales, otros benefician a toda la humanidad.
Para comenzar, queremos señalar un hecho nacido de un grupo de mujeres argentinas con raíces en tragedias del pasado. El colectivo de actrices que se unió para apoyar a una joven colega a denunciar una violación agravada le dio sostén a otras muchas mujeres que se animaron a salir del ostracismo y denunciar otros casos de abusos sexuales. Habrá que ver si esto es un Nunca Más, pero en todo caso parece un buen punto de partida para sacar el tema a la luz y hacerle entender a los abusadores que muchas mujeres ya no van a callar, y muchos hombres tampoco.
Otra digna de mencionar: según estudios de las Naciones Unidas difundidos recientemente, la mortandad infantil para niños de menos de 5 años ha disminuido notablemente a nivel mundial; mientras que en 1990 era de 93 casos por mil, en el 2017 cayó a 39 por mil, lo que representa una mejora de 58 por ciento.
Parece mentira, pero también la pobreza extrema está cayendo en el mundo. De acuerdo a datos del Banco Mundial, en los últimos 25 años se ha registrado un lento pero sostenido crecimiento en los ingresos en varios países del mundo, más notablemente en China e India, declinando la población que vive con menos de U$S1.90 por día de un 35.9% en 1990 a solo un 10% en el 2015.
También en el campo de la medicina los avances científicos han conseguido logros que prometen mejorar nuestra calidad de vida en el corto plazo. Para muestra, basta con citar un nuevo test desarrollado por científicos australianos que permite detectar cualquier tipo de cáncer en solo minutos.
En cuanto al medio ambiente, el panorama general sigue siendo sombrío, sobre todo en lo relacionado al cambio climático, pero algunos esfuerzos localizados marcan el camino hacia un futuro mejor. Por ejemplo, los costos de la energía ecológica han bajado marcadamente. De hecho, Estados Unidos acaba de alquilar 390 mil acres de mar en las costas de Rhode Island a firmas que invertirán en energía eólica, un negocio hasta ahora inédito por su extensión, y que podría ser el puntapié para iniciativas similares en otros puntos del país y el mundo.
En este mismo campo, la ciudad francesa de Dunkirk se transformó en la primera gran ciudad en proveer transporte público gratuito a sus residentes y turistas. Una flota de 140 autobuses, impulsados por fuentes de energía ecológica y con WiFi gratis, cruza las calles de la ciudad aliviando el tránsito y creando más oportunidades para que los usuarios interactúen entre sí. Siguiendo este ejemplo, Luxemburgo, una de los países con más autos per cápita del mundo, se convertirá pronto en el primer país en proveer transporte público gratuito para todos. Y otras grandes ciudades ya están planeando adoptar este sistema.
Avances en la tecnología, en el medio ambiente, en la salubridad pública, en la pobreza global… Una luz de esperanza frente a todas las penurias que nos embargan a diario y que a veces parecen derrotarnos sumiéndonos en el pesimismo. Por suerte siempre hay alguien ahí afuera que no se deja vencer, y nos da a todos una vacuna de humanidad como para entender que cada uno, desde su posición, tiene el deber de aportar su cuota hacia un mundo mejor. ¤