Símbolo de perseverancia y adaptación guaraní.
El Tordo, un pájaro de plumaje negro brillante que habita en gran parte de Argentina y países vecinos, no solo es un ave migratoria, sino también un protagonista de una fascinante leyenda guaraní. Esta historia comienza con una feroz lucha por la supremacía entre gavilanes y halcones, liderados por un poderoso águila, contra cuervos y chimangos bajo el mando del astuto carancho. Durante este enfrentamiento, los tordos se vieron atrapados en el fuego cruzado.
Se dice que, mientras el tordo estaba en su hogar, este fue incendiado por los agresores. En un instante de desesperación, el tordo estuvo a punto de perder la vida, pero logró sobrevivir. Sin embargo, el trauma de ese día dejó una marca permanente: desde entonces, su plumaje adquirió el profundo color negro que lo caracteriza. Al mismo tiempo, el cardenal, otro participante de la contienda, se tiñó el copete con la sangre de sus enemigos. Finalmente, los gavilanes y halcones fueron apresados y, tras ser liberados, continuaron su andar atados de a dos, un comportamiento que persiste en la naturaleza.
Otra versión de la leyenda explica por qué el tordo pone sus huevos en los nidos de otras aves. Se cuenta que Doña Vizcacha organizó una fiesta para enseñar a las aves a construir sus propios nidos. La mayoría de las aves concurrieron, pero el tordo y su esposa llegaron tarde y se encontraron con que todos ya habían aprendido la técnica. Sin entender la importancia de este conocimiento, el tordo comenzó a poner sus huevos en los nidos de otras aves, una costumbre que persiste hasta el día de hoy. Las calandrias son una de las pocas especies que pueden reconocer y cuidar los huevos del tordo, convirtiéndose en sus aliadas en la crianza de sus pichones.
Así, el tordo, a través de sus leyendas, simboliza la perseverancia y la adaptación ante la adversidad, recordándonos que incluso en los momentos más oscuros, se puede encontrar una nueva forma de prosperar.¤