brillante talento del tango argentino
La chica que pasó como un luminoso cometa por el tango argentino
En estos días de visitas Perseidas, se nos vino a la mente el nombre de una chica tanguera que atravesó la música popular argentina tan resplandeciente y fugaz como la lluvia de meteoros desprendida del cometa Swift-Tuttle unas semanas atrás.
Su historia, como la de muchos tangos que ella misma cantó, nos deja con el alma acongojada, pero aun así es necesario contarla.
Recién había cumplido los 10 años cuando Rosanna Falasca se subió al primer escenario para cantar con el grupo de su padre, Ado Rino Falasca, un cantor melódico que alternaba la música con la sastrería.
A Rosanna le encantaban la música moderna y el yoga, que por ese entonces era mucho menos popular que hoy en día, pero fue el tango quien finalmente se apropió de su corazón.
Su carrera dentro de la música ciudadana y el espectáculo en general se presentaba fulgurante; además de sus obvias dotes para cantar, poseía una particular belleza, y quienes la conocían hablaban de una encantadora personalidad. Así, en 1970, cuando tenía apenas 17 años, grabó Todo es Amor, su primer longplay, e inmediatamente comenzó a presentarse en diferentes escenarios del país, además de varios países vecinos, de Centroamérica y Estados Unidos.
A medida que su figura se hacía más conocida, se sumó a otros por entonces jóvenes artistas en el grupo que se dio a conocer como Cruzada Joven del Tango. Entre sus otros discos podemos nombrar Bajo mi Piel (1971), Rosanna Falasca (1974), y El Ángel de Rosanna Falasca (1976).
Como tantos otros cantantes de la época, Rosanna Falasca participó como actriz en tres películas: ¡Arriba juventud! (1971), Siempre fuimos compañeros (1973) y Te necesito tanto, amor (1976).
Había nacido el 27 de abril de 1953 en Humboldt, provincia de Santa Fe. A comienzos de los 80, su salud comenzó a deteriorarse producto de un cáncer de útero que finalmente cobraría su corta vida un 20 de febrero de 1983, cuando no había llegado a cumplir los 30 años.¤