Vivió rápido y murió joven
Si algún músico argentino siguió al pie de la letra eso de “vivir rápido y morir joven”, ese fue Tanguito. Pocos rockeros locales dejaron una huella tan profunda en tan poco tiempo.
Había nacido bajo el nombre de José Alberto Iglesias, y a pesar de que un algún momento intentó trascender con el pomposo nombre de Ramsés VII, todos lo conocimos simplemente como Tanguito.
Siendo aún adolescente y después de frecuentar bares y clubes del oeste del conurbano bonaerense, Tanguito se sumó al más bohemio y rockero ambiente de La Cueva del Once, en donde la historia cuenta que -tal vez junto a Litto Nebbia- compuso La Balsa, una de las canciones que le abrieron el camino al llamado rock nacional.
Llegó a grabar un solo disco de canciones acústicas, y eso le alcanzó para pasar a la historia. Según Miguel Grinberg, escritor y personalidad de las primeras épocas del rock argentino, Tanguito influenció más que nadie la transición de nuestro rock del inglés al castellano.
Vagabundo, reo, y un poco loco, Tanguito, como muchos otros héroes del rock, terminó tragado por su propia leyenda. Adicto a las anfetaminas, tenía apenas 26 años cuando fue ingresado al Hospital Borda y sometido a tratamientos de electroshock a causa de un diagnóstico de incapacidad mental. Un años después, durante una madrugada del mes de mayo, escapó del hospital para visitar a sus padres en Caseros, aunque nunca llegó a destino. Su vida terminó debajo de las metálicas ruedas de un tren.
Más allá de La Balsa, Tanguito compuso temas simples y de gran belleza melódica, como los hits Amor de primavera, Natural, y El despertar de un refugio atómico, que a lo largo de los años han sido versionados por varios músicos argentinos.
El despertar de un refugio atómico
Tanguito
Sólo quiero viajar,
no sé adonde iré,
sólo puedo
puedo divagar,
porque lo demás
está prohibido.
Camino porque el sueño
extasiarme en un sueño
soñar despierto
hoy sólo quiero estar contigo.
Tres puntos suspensivos.
Quiero decir tantas cosas
pero de qué sirve
si un dormido
les hable a otros dormidos
sólo para que
sueñe el mejor.
Y nuevamente,
en la ruta
ruta de mis sueños
comenzaré
a hacer mi uso
uso de mi dedo
de mi idea.¤