Hemos visto las similitudes entre el fútbol y la enfermedad mental en notas pasadas. Son obvias, claro. Por eso, cuando hablamos de un loco, decimos que le falta un jugador. En otra oportunidad periodística, profundizamos en la correspondencia entre el lenguaje militar y el futbolístico. Seguro que no se olvidaron de las numerosas masacres que han sucedido en nuestra preferida actividad recreativa, empezando con aquel hincha uruguayo baleado en los años 20.
Ahora, si me permiten la metáfora galileica, quisiera girar el lente del telescopio un poco más. El fútbol, como vemos, es multiforme. Inexplicable, a veces, en sus límites. En el Siglo 21, por ejemplo, parece que hay más gente que ha esparcido sus cenizas en las canchas de fútbol que en los cementerios. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Se podría comparar nuestra pasión por el fútbol con la pasión religiosa?
Indudablemente, igual que la religión, el fútbol nos sirve como válvula de escape para nuestras supersticiones más raras, como entrar a la cancha saltando en un pie como Fernando Gago, para entrar “con el pie derecho,” o usar un calzoncillo del año ‘86 para ver una final. Sin lavar, por supuesto.
Sí, la pasión futbolera tiene muchísimo en común con la religión. Y más allá de las supersticiones, el fútbol es también una institución, como la iglesia, que depende de fieles (consumidores de camisetas, entradas, gorros inusuales, etc.), que construye estadios como templos para venerar a los ídolos (D.A. Maradona, alias D10S), que tiene coros y cornetas de diferentes tamaños para usar en ocasiones especiales, que solicita peregrinaciones (generalmente los domingos), y que intenta convocar audiencias cada vez más grandes a nivel mundial (al estilo misionero).
Claro está que el fútbol no puede darnos una respuesta a la pregunta teológica esencial: ¿Qué ocurre después de la muerte? Pero sí es evidente que hay personas que necesitan del fútbol para vivir y que está dispuesta a morir por el fútbol también. ¿Estará el fútbol reemplazando para muchas personas un espacio que anteriormente ocupó la religión? ¿Será por eso el choque tan fuerte entre equipos? No lo sé. Al final, yo no soy tan fanático. ¤