La Batalla de Ayohuma (Cabeza de muerto, en Quichua) fue librada el 14 de noviembre de 1813, en la que el ejército del Norte al mando del General Manuel Belgrano fue derrotado por las tropas realistas comandadas por el General Joaquín de la Pezuela dando fin a la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú.
Luego de la derrota de Vilcapugio, Belgrano estableció su cuartel general en la aldea de Macha. Allí reorganizó el ejército. Obtuvo ayuda de Francisco Ortíz de Ocampo (Presidente de Charcas) y de las demás provincias del Alto Perú bajo control independista.
A fines de octubre de 1813 el ejército contaba con alrededor de 3400 hombres de los cuales apenas mil eran veteranos.
A pesar de su reciente victoria, las tropas de Pezuela estaban refugiadas en las alturas de Condo-Condo y rodeadas de poblaciones hostiles y no podían emprender ataque alguno al ejército del Norte. Finalmente, el 29 de octubre los realistas partieron dispuestos a tomar la ofensiva. El 12 de noviembre llegaron a Toquiri, una elevación a cuyos pies se hallaba la pampa de Ayohuma. Belgrano reunió una junta de oficiales para discutir el plan de operaciones, la opinión de la mayoría encabezada por Eustaquio Díaz Vélez se inclinaba por retirarse a Potosí, pero el general insistió en enfrentar a los realistas alentando a los subalternos. “Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito en la batalla”.
Esa misma noche se dirigieron a Ayohuma. Belgrano guareció su ejército detrás de un barranco en las pampas de Ayohuma, en la que pensaba debían desarrollarse las acciones. Pero en estas prácticas no mostró el arresto de otras veces.
El plan era esperar el ataque en sus posiciones dejando que el enemigo se comprometiera en la llanura, hasta que estrechada su izquierda por el barranco que quedaba a la derecha de los patriotas, se viera necesitado de ganar terreno en dirección opuesta, y entonces lanzar sobre su izquierda a los lanceros de Zelaya. Así, envolviéndola y tomando a su espalda, al mismo tiempo la infantería cargaría a la bayoneta sobre el resto de la línea. Para que esto diera resultado era preciso que el ataque del enemigo se pronunciase de frente como lo esperaba Belgrano. Una hábil maniobra de Pezuela que se corrió sobre la izquierda, apareciendo por sorpresa sobre Belgrano, lo obligó a modificar bruscamente su formación cambiando de frente.
Pero al no introducir variante en su plan de lucha, éste se inutilizó, fueron desechas las dos ala patriotas y quedaron sin apoyo las columnas del centro. Bajo un intenso fuego de artillería realista se produjo la desbandada de fuerzas patriotas perdiéndose formalmente la batalla.
La resistencia fue heroica y el triunfo resultó caro en vidas para el vencedor. Lamentablemente, esta derrota tuvo graves consecuencias, ya que se perdieron las provincias altoperuanas y quedó la revolución nuevamente amenazada desde el norte, por donde los realistas podían avanzar sin obstáculos. ¤