Dentro de la corriente popular, el Martín Fierro, de José Hernández,
es la obra maestra del género. José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en el caserío de Perdriel, hoy partido de San Martín, en la Provincia de Buenos Aires. Sus padres fueron don Rafael Hernández, de ascendencia española, y doña Isabel Pueyrredón, descendiente de franceses.
Dieciocho años tenía cuando su padre, mayordomo de estancias, lo llevó consigo al sur de la Provincia de Buenos Aires, región entonces primitiva.
"Ahí - nos refiere su hermano Rafael- se hizo gaucho, aprendió a jinetear, tomó parte en varios entreveros rechazando malones de los indios pampas, asistió a las volteadas y presenció aquellos grandes trabajos que su padre ejecutaba y de que hoy no se tiene idea".
Nueve años vivió José Hernández en la campaña.
Luego fue periodista, soldado y luchador federal, entre otras muchas cosas.
Su vida fue accidentada, pero le ayudó a conocer a los hombres y la geografía patria, lo que le sirvió para adquirir el sabroso lenguaje y el calor de humanidad con que compuso el Martín Fierro. Así, sintió la necesidad de contribuir al alivio del desolado vivir de la gente trabajadora del campo, que había sentido en carne propia. Abogó entonces por poner fin a los males que sufrían los gauchos, que los agobiaban y los abatían por consecuencia de un régimen defectuoso. En este sentido, sostuvo: "Por asimilación, sino por la cuna, soy hijo de gaucho, hermano de gaucho y he sido gaucho. He vivido años en campamentos, en los desiertos y en los bosques, viéndolos padecer, pelear y morir, abnegados, sufridos, humildes, desinteresados y heroicos.
Existía hacia 1870 en la esquina de las hoy calles 25 de Mayo y Rivadavia, el Hotel Internacional. Allí fue que José Hernández, que acababa de fundar el diario Río de la Plata, escribió la primera parte del Martín Fierro. En la ciudad, por entonces diezmada por la fiebre amarilla, José Hernández trabajaba en el diario hasta muy tarde y, para no perder tiempo, en vez de encaminarse a su quinta de Belgrano, iba hasta el hotel, donde dejaba de ser periodista, para componer los versos del Martín Fierro.
Esta obra, contada por el mismo Martín Fierro, comienza de esta manera: "Aquí me pongo a cantar/ al compás de la vigüela,/ que el hombre que lo desvela/ una pena extraordinaria,/ como la ave solitaria/ con el cantar se consuela".
El argumento de este libro es muy sencillo: un hombre de bien se ve obligado por las circunstancias adversas de los mandones de su pago a convertirse en matrero, a ser soldado de frontera, a la fuerza, en los fortines, a escapar, matar y luchar contra quienes tan irresponsablemente representaban a la justicia y por fin, a refugiarse entre los indios en busca de tranquila libertad. Con esta sencilla trama, Hernández, hizo una obra de alta belleza y sólidos cimientos. La vida de Martín Fierro fue la vida de todos sus congéneres y sus tribulaciones, las de una clase entera de hombres. Así se explica la venta inusitada que tuvo el libro, de cerca de cien mil ejemplares, apenas aparecido. †