El amor imposible entre un guerrero y la hija del Inca
Todas las personas de la tribu del Inca siguen las leyes de su gente; el problema es que una hija del sol no podría estar con un hijo de la tierra y las montañas, pero eso es algo que evidentemente no era un impedimento para que se enamoren sin remedio alguno y sufran las consecuencias de tal amor imposible.
Él era Ollantay de nombre, un guerrero sin igual. El Inca lo estimaba mucho porque servía a su pueblo, era leal y ganaba todos los combates. La hija del Inca era más preciada todavía, porque la adoraba y siempre cuidaba. Su nombre era Cuyllur.
El Inca se enojó mucho cuando Ollantay pidió la mano de su hija. Y no solamente se enojó, sino que lo mandó a encerrar, aunque el hábil guerrero logró escapar poco después. El inca, entonces, se encontró con que no podía dejar libre a Cuyllur por miedo a que los enamorados se encuentren a solas. Por eso es que mandó a encerrar a la muchacha en un templo del sol, donde estuvo aislada de todo hasta que su amado Ollantay la rescató.
Como resultado de la profanación del templo, para resguardarla del amor imposible que jamás sería aceptado, sucedió que el Inca tomó la determinación de asesinar a Ollantay… y así lo hizo.
Cuando a su hija no le quedó más consuelo porque muerto estaba su amado, luego de tanto sufrir, su padre la desterró de su tierra por traicionar las leyes del Inca, traición que habría cometido con sus actos de amor por el Titán de Los Andes.¤