En el mes de septiembre se recuerdan varias fechas que tienen que ver con la educación.
El 8: Día Mundial de la Alfabetización. El 13: Día del Bibliotecario. El 17: Día del Profesor, en homenaje a José Manuel Estrada. El 21: Día del Estudiante. El Art. 26 de la Declaración de los Derechos Humanos dice: "Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria.
La UNESCO, Organización de la UN para la Educación, la Ciencia y la Cultura, es la encargada de organizar en el mundo planes para la alfabetización, tratando de lograr que las naciones más ricas ayuden a las más pobres, para que sus pueblos también puedan leer y escribir".
Sin embargo y pese a estos enunciados, se calcula actualmente en casi 900 millones el total de analfabetos en el mundo. Y lo que sorprende es que un país con gobierno totalitario y con un embargo sobre sus cabezas, sea el país de mas bajo nivel de analfabetismo.
En nuestro país la educación fue siempre preocupación de nuestros grandes. Moreno, San Martín, Belgrano, Francisco "Pancho" Ramírez, son algunos de los ejemplos. Pero hurgando en lo profundo sobre nuestra realidad; ¿Los gobernantes, han pensado o piensan que sirve educar al soberano? Si es así; ¿porqué algunos niños van a la escuela, solo hasta el tiempo en que comienza la cosecha, o no van porque trabajan en las minas de Salta y Jujuy? o cuando van muchos lo hacen para comer y de paso aprenden, ante el esfuerzo desesperado de maestras y maestros que aportan parte de su sueldo (cuando cobran) para comprar comida, lápices que cortan en cuatro y elementos necesarios para la escuelita, si es que no les llegan donaciones de gentes de buena voluntad. Porque sin el aporte del analfabetismo generalizado o el alfabetismo dirigido (visión de nuestra historia desde un solo ángulo, libro de algún personaje político, impuesto por esta misma persona como texto obligatorio, etc.) no se hubiese logrado este desencuentro fanático entre argentinos.
Estas anteojeras políticas impuestas por los gobiernos de turno, nos hicieron transitar ciegos hacia adelante, sin darnos cuenta que a nuestro costado quedaban los sueños y la sangre de gauchos que pelearon por la libertad e independencia primero. Contra el indio después, victimas inocentes de la ambición. Sueños de inmigrantes, que llegaban esperanzados con la promesa de tierras para trabajarlas, que siempre quedaban en manos de otros personajes, que luego las oficiaban de terratenientes explotando a propios y extraños, haciendo un país rico con un pueblo pobre. Cuando cambiaron las anteojeras, se invirtieron los valores. Tuvimos un pueblo pudiente y se empobreció el país. Y vuelta la mula al trigo. Otro cambio, y esta vez era prohibido pensar. Persecuciones, desapariciones, porque algo habrán hecho, nos hicieron creer. Claro, pensaban distinto a la orden. Precisamente en este mes se cumple otro aniversario de "la noche de los lápices" ocurrida el 19 de septiembre de 1976.
Y así sigue girando la rueda, a los tumbos, esta rueda cuadrada que han pretendido y pretende redondear maestras como Rosarito Vera en Santa Fe, el maestro Antonio en Nazareno, Salta. La señorita Alicia en Santa Victoria Oeste en Salta. La señorita Stella Maris en Quintu Co, Neuquen, escuela a la que acuden alumnos Mapuches o la maestra de la escuelita que un día volara el viento, a orillas del río Guayquiraró en Entre Ríos. Y tantos y tantas que sería imposible enumerar, además de las que no conocemos.
Es hora de quitarnos las anteojeras, de mirar a los costados y reconocer en nuestro semejante a nuestro hermano de sueños, aunque piense distinto. Es obligación tener ideas y no las mismas, pues no somos majadas. Exijamos lo que merecemos, el derecho de aprender, para todos los habitantes de nuestra tierra por igual. Ø