Dichos de amigos
Conejo negro: No lo hacen trabajar ni los magos.
Culo de estatua: No hizo un sorete en toda su vida.
Delfín: Hace dos o tres pelotudeces y después nada, nada.
Dólar azul: Cualquier pelotudo se da cuenta que es falso.
Dragón con diarrea: Cada vez que abre la boca te quema o te caga.
¡Vivan los estornudos!
- Doctor, doctor, que cada vez que estornudo tengo un orgasmo.
- ¿Qué? Pero eso es rarísimo, dígame, ¿está usted tomando algo?
- Por supuesto… ¡Pimienta!
Un día ocupado
Es domingo y decido lavar el coche. Al ir hacia el garage, veo que hay correo en la mesita de la entrada.
Decido echar un vistazo a las cartas antes de lavar el coche.
Dejo las llaves del coche en la mesita, voy a tirar los sobres vacíos y los anuncios en el tacho de la basura y me doy cuenta de que está lleno.
Decido dejar las cartas, entre las que hay una factura en la mesita y llevar el tacho a vaciar en el contenedor.
Entonces pienso que, ya que voy al contenedor, puedo pagar la factura con un cheque y echarlo en el buzón que está al lado del contenedor. Saco del bolsillo el talonario de cheques y veo que sólo queda uno.
Voy al despacho a buscar otro talonario y encuentro sobre la mesa la Coca Cola que me estaba bebiendo y se me había quedado olvidada.
Retiro la lata para que no se vierta sobre los papeles y noto que se está calentando, por lo que decido llevarla a la heladera. Al ir hacia la cocina me fijo en que el jarrón de flores de la cómoda de la entrada está sin agua. Dejo la Coca Cola sobre la cómoda y descubro los lentes para leer que he estado buscando toda la mañana.
Decido llevarlos a mi escritorio en el despacho y, después, poner agua a las flores. Llevo los lentes al despacho, lleno una jarra de agua en la cocina y, de repente, veo el control del televisor.
Alguien lo ha dejado en la mesa de la cocina. Me acuerdo de que anoche lo estuvimos buscando como locos: Decido llevarlo al salón, donde debe estar, en cuanto ponga el agua a las flores. Echo un poquito de agua a las flores y la mayor parte se derrama por el suelo. Por lo tanto, vuelvo a la cocina, dejo el control sobre la mesa y agarro unos trapos para secar el agua.
Voy hacia el hall tratando de recordar qué es lo que quería hacer con estos trapos...
Al final del día:
- el coche sigue sin lavar,
- no he pagado la factura,
- el tacho de la basura está lleno,
- hay una lata de Coca Cola caliente en la cómoda,
- las flores siguen sin agua,
- sigue habiendo un solo cheque en mi talonario,
- no consigo encontrar el control de la tele ni mis anteojos,
- hay una fea mancha en el parquet de la entrada
- y no tengo ni idea de dónde están las llaves del coche.
Me quedo pensando cómo puede ser que, sin haber hecho nada en todo el día, haya estado todo el rato danzando y me encuentre tan cansado.
Me doy cuenta de que es un problema serio del que debo ocuparme, pero antes voy a ver qué hay en el correo electrónico.
Gracias a Dios me escribe un amigo de la misma edad que le pasa lo mismo.
Me voy a dormir contento. ¤