La excelente noticia es que mientras redactamos esta nota, un puñado de países -entre ellos Estados Unidos y México- han aprobado la vacuna contra el COVID que fabrica el laboratorio norteamericano Pfizer y la están empezando a ofrecer a sus pueblos. En la Federación Rusa, la gente también empieza a ser vacunada, pero con una vacuna distinta, creada y producida en Rusia: la Sputnik V.
Esos son los hechos en este tema de las vacunas; los “hard facts”, como dicen por aquí. Después están las palabras, y porque este es un tema muy importante que afecta profundamente la política y existen fuertes intereses económicos, a veces se tratan de ocultar las realidades detrás de palabras lindas. El hecho es que en esta primera etapa -y estamos hablando de meses- a diferencia de México, la Argentina no va a recibir la vacuna de Pfizer. Nuestro país sigue esperando la demorada vacuna producida por AstraZeneca-Universidad de Oxford, con la cual tiene convenio, y porque esta realidad parece insoportable para algunos, el gobierno argentino anunció que mientras espera va a empezar a vacunar con la vacuna rusa Sputnik V. ¿Será posible? ¿Cómo sigue esto para la Argentina?
Argentina se equivoca
Hace cuatro meses era muy fácil equivocarse… la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y comercializada por el laboratorio Astra Zeneca no solo era la favorita para ser la primera autorizada por los países occidentales, sino que además tenía otras ventajas que a los ojos de los compradores argentinos eran fundamentales. Primero, el costo era aproximadamente de US $ 5 el pinchazo, versus US $20 de la vacuna Pfizer y US $33 de la vacuna del laboratorio Moderna. Mientras los laboratorios norteamericanos parecían querer centralizar la producción en Estados Unidos y Europa Occidental, AstraZeneca estaba dispuesta a fabricar la vacuna en ciertas partes del mundo, incluida la Argentina y México.
El pasado 11 de agosto hubo una conferencia de prensa en Argentina en la que el presidente Alberto Fernández anunció la novedad. Pero mientras que México también apostó a la norteamericana Pfizer haciendo un pedido importante, Argentina no se quiso comprometer. Luego, cuando Pfizer anunció sus resultados de la Fase 3 y presentó la solicitud de autorización a los distintos entes regulatorios, mientras AstraZeneca se demoraba, la Argentina y muchos otros países trataron de firmar un acuerdo con Pfizer. Pero lamentablemente llegaron tarde. Entre Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y algunas otras naciones que firmaron una opción de compra, Pfizer tiene toda la producción de los próximos seis meses comprometida. A la Argentina no le quedaba otra que esperar… o jugarse a la vacuna rusa.
La Sputnik rusa
El problema con la vacuna rusa es que no ha sido probada a gran escala y los rusos no parecen dispuestos a someter su vacuna al escrutinio de los dos entes regulatorios más importantes del mundo: la FDA norteamericana y la EMA europea. Quizás, como los chinos, sospechan que estos entes regulatorios no van a ser justos con algo que no viene de Occidente. El tema clave es que la vacuna rusa, por admisión propia, no ha sido probada muy extensivamente, especialmente entre los mayores, y no tiene estos dos sellos de aprobación que tradicionalmente son una garantía para muchos países del mundo.
Por razones políticas difíciles de entender, la Argentina parece dispuesta a correr el riesgo sanitario con tal de aplicar una vacuna, cualquier vacuna, antes de fin de año, algo que sorprende a todo el mundo.
Además, hay un segundo problema con la vacuna rusa. Si bien a aproximadamente US $ 10 la dosis es más barata que las americanas, la Sputnik V presenta un desafío logístico para los argentinos. Rusia es un país que queda muy lejos, y prácticamente no tiene conexiones aéreas con la Argentina. Otros países donde la vacuna rusa se piensa fabricar, como China, India, o Corea del Sur, también quedan muy lejos. Ahora mandaron un avión de Aerolíneas Argentinas a Rusia para buscar las primeras dosis y causar un impacto, pero hay que ver si al país le conviene soportar los costos de transporte de la vacuna rusa en el futuro.
En fin, el tiempo dirá si esta movida de Alberto Fernández de jugar a Papá Noel con las vacunas termina dando buenos resultados. ¤