La pelota no se mancha, pero sí llora
El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra…
Tantas veces escuché decir “Si yo fuera Maradona hubiese hecho o haría…” y en mi interior pensaba “Vos nunca podrías ser Maradona”.
Si de algo estoy segura, es que cada uno hace con su vida lo que puede con lo que tiene (no solo material, sino también cultural) y no lo que hubiera querido, y creo que eso sucedió con Diego. Por otro lado, lo que hizo con su vida no me importa, y como dijo el “Negro” Fontanarrosa “…me importa lo que hizo con la mía”.
Fui feliz cada vez que se puso la camiseta de Argentina, fui feliz cada vez que lo vi con la camiseta de Argentinos Juniors, con la del Barcelona, con la del Sevilla, con la del Napoli, y me estalló el corazón de emoción cada vez que se ponía la camiseta de Boca Juniors.
Fui feliz cuando acariciaba la pelota y con ella hacía magia, la magia que solo unos pocos pueden hacer… fui feliz porque en toda esa genialidad había emoción, tenacidad, fortaleza y nos hizo creer que todo era posible. Diego lograba que viéramos lo que nadie veía, nos llevó a la gloria y nos creímos los mejores… pero la verdad es que solo él lo era.
También me hacía feliz todo lo que generaba cuando tocaba con su barita mágica cada lugar por el que pasaba, la pasión con la que hacía cada cosa, me transmitía una extraña sensación de alegría que solo algunos éramos capaces de sentir.
Cada vez que entraba a la Bombonera, el mundo dejaba de rodar, los corazones de todos los que estaban ahí e incluso de los que lo veíamos de afuera se aceleraban de una manera inexplicable, los ojos se nos llenaban de lágrimas y una extraña sensación de felicidad nos inundaba el alma.
Hoy mi corazón está triste, no puedo dejar de llorar por lo que significó en mi vida, en la vida de muchos habitantes de este planeta, no solo por la magia que transmitía con la pelota, sino porque también nos mostró que había otro camino para ser feliz.
El mundo lo llora, hubo manifestaciones de amor y reconocimiento en todo el planeta. ¡Si era Maradona! ¡El mejor del mundo!
Se fue… pero siempre vivirá en nuestros corazones, y ahora es nuestra responsabilidad mantenerlo vivo contándoselo a todos.
¡Gracias Diego, gracias barrilete cósmico! Te amaremos por siempre.¤