Cortitos
- Papá, papá, ¿qué es el eco?
- Es el único que tiene huevos para contestarle a tu madre.
-Doctor, tengo los dientes muy amarillos, ¿qué me recomienda?
-Corbata marrón
Un borracho estaba parado en la puerta de la iglesia, cuando ve salir al cura:
- Dígame padre, ¿es cierto que usted aparta a las mujeres de la mala vida?
- Sí, por cierto...
- ¿No me apartaría dos para el sábado?
Un señor llama a una casa y le contesta una señora:
¿Aló? ¿Ya llegó Julio allí?
No, disculpe, pero aquí todavía estamos en mayo.
—¿Tiene algún libro sobre el cansancio y la fatiga?
—No, están agotados.
- Che, ¿cómo es la clave del Wi-Fi?
- Boludo, estamos en un velorio.
- ¿Todo junto?
- Mamá, mamá, en la escuela me dicen distraído.
- Vos vivís al lado, pibe.
- ¡Camarero! Este churrasco tiene muchos nervios.
- Normal, es la primera vez que se lo comen.
- ¿Qué le dice un techo a otro?
- Techo de menos.
- Buenos días, quería una camiseta de un personaje inspirador.
- ¿Ghandi?
- No, mediani.
- Hola, ¿está Agustín?
- No, estoy incomodín.
- Pues, yo le debo a Italia los mejores momentos de mi vida.
- Pero, si nunca has estado en Italia...
- Yo no, ¡pero mi suegra va todos los veranos!
Cómo sería de mala aquella suegra que cuando murió, le pusieron este epitafio:
“Aquí descansa doña Juana Baltasar García. En casa descansamos todos”.
Un mal día
Un señor de mediana edad lleva una hora sentado en un bar mirando la copa sin beberla, cuando llega un camionero alto y gordo y se bebe la copa de un solo trago.
El pobre hombre se echa a llorar, y el camionero le dice:
-¡Vamos, buen hombre, era solo una broma, ahorita le pido otra copa!
El señor le contesta:
-No, no es eso, es que hoy ha sido el peor día de mi vida. Primero, llego tarde al trabajo y me despiden. Luego, al llegar donde había dejado mi coche, veo que se lo habían robado. Camino a mi casa y veo a mí mujer con otro hombre, y me vengo para acá. Y cuando por fin iba a terminar con todo esto… llega usted y se toma mi veneno.
Las cosas por su nombre
Un misionero en el Congo bautizó a un nativo que se llamaba Zombo. Lo sumergió en el agua y le dijo bautizándolo:
–Tú, de ahora en adelante no te llamarás Zombo, sino José. Y el buen Dios te manda que no comas más carne el día viernes... a lo sumo puedes comer carne de pescado.
A viernes siguiente, al pasar ante la choza de José, el misionero lo sorprendió comiéndose una pierna de cordero, y cuando iba a comenzar el reproche, el nativo lo atajó y le dijo:
–Vea, padre: yo no cometo pecado, pues antes de matar al cordero, lo metí en el agua y le dije: “Tú no te llamas más cordero, te llamas pescado”.
Lógica implacable
El hijo llega a la casa muy animado le dice a la madre que se enamoró y que se quiere casar.
La madre empieza una seria de preguntas y él le hace la siguiente propuesta:
- Mamá, hagamos un juego, mañana voy a traer tres mujeres y tendrás que adivinar con cuál de ellas me voy a casar.
La madre concuerda con la prueba.
Al día siguiente, él trae a la casa tres mujeres hermosísimas.
Ellas se sientan en el sofá y se quedan conversando con la madre del muchacho durante un buen rato.
Después de horas conversando entre ellas, el hijo le pregunta a la madre:
- Entonces mami, ¿eres capaz de adivinar con cuál me voy a casar?
La madre contesta de inmediato:
- Sí, con la del medio.
El muchacho no sale de su asombro y le pregunta:
- Es increíble mamá, acertaste. Pero ¿como adivinaste?
La madre contesta:
- ¡Porque esa es la que no me gustó!¤