Cambios Generan Tristeza y Oposición
Los porteños tradicionalmente han tenido una relación complicada con el legado de Carlos Gardel, uno de sus hijos más famosos. Pasada cierta colaboración generada por la simpatía que generó su sorpresiva muerte en 1935, que incluyó la donación de dos lotes en Chacarita para construir el mausoleo que todo el mundo conoce, se puede decir que durante décadas la Ciudad de Buenos Aires, y los porteños en general, estuvieron ausentes de todo tema gardeliano.
Esto empieza a cambiar en los años noventa, cuando dentro de proyecto privado de revitalizar toda la zona del Abasto, cuya estrella iba a ser el Shopping Abasto, reaparece un interés por la única propiedad en Buenos Aires que fue de Carlitos, una modesta casa en Jean Jaures al 700. La casa por esos años estaba prácticamente destruida. El conocido empresario Eduardo Eurnekian la compra con el objetivo de que sea un museo, pero imaginando dificultades cuando es declarada “lugar histórico” por un decreto del ex presidente Carlos Menem, opta por donársela a la Ciudad de Buenos Aires para que ellos se ocupen de la difícil tarea de restaurarla.
El Museo Casa Carlos Gardel, un ente municipal inaugurado con bombos y platillos en 2003, era una reconstrucción parcial de la casa que había conocido Gardel, y que había sido destruida en los años 70 por uno de sus propietarios para generar un espacio más abierto. Solo una escalera, algunas pequeñas habitaciones secundarias, y parte de la cocina eran originales. El resto de la casa se tuvo que reconstruir, y usando muebles de la época y otros elementos donados, se logra crear algo que era mitad casa, mitad museo. Ahí se mostraban algunas cosas relacionadas con Gardel. Ese fue el Museo Casa Carlos Gardel desde su apertura en el 2003 hasta septiembre del 2016. No era un lugar perfecto, y tenía graves problemas de mantenimiento, pero con el tiempo varios porteños, y especialmente los gardelianos, se encariñaron con este rincón tradicional en un Buenos Aires que cambiaba vertiginosamente.
Hasta que en octubre del año pasado, sorpresivamente, la casa “se cierra por reformas”. La orden había llegado de la Dirección de Museos municipal, con Guillermo Alonso como el máximo responsable y Valeria Keller a cargo del rediseño del lugar. Estas dos personas venían del ámbito de Bellas Artes, y eso se nota en el resultado final. Hoy la ex-casa de Gardel se parece a una galería de arte, y no tiene semejanza con una casa histórica. Ha desaparecido la cocina donde la madre de Gardel preparaba los mates para su hijo. Tampoco están la “sala de planchado” y otras habitaciones que habían sido reconstruidas y amuebladas para parecerse a las habitaciones que había conocido Carlitos.
Gracias a la buena relación entre los medios y el gobierno municipal, estos comentaron el producto de las reformas de manera positiva. Clarín publicó una nota en tapa, La Nación no se quedó muy atrás. Algunos canales de televisión también visitaron el lugar, para luego emitir un informe favorable. Pero los amigos de la casa tienen sensaciones encontradas y… ¿la verdad? casi todos prefieren la casa como era antes. Mientras antes Jean Jaures 735 era un lugar querido y especial, hoy es un lugar frío que se parece a cualquier otro espacio de exhibición municipal.
Esto no quiere decir que el lugar que vemos ahora no es lindo. Lo es, y todo el mundo aprecia el esfuerzo que hizo la Ciudad para que el lugar -que francamente se estaba viniendo abajo- cumpla con los códigos municipales en materia de higiene, seguridad, etc.
Pero con Jean Jaures 735 los funcionarios municipales cometieron un error grave. Recordemos que el Buenos Aires que atrae a los turistas, y a los propios porteños, es el de antes. Por eso, confiterías tradicionales como el Café Tortoni y la Confitería Las Violetas reciben tantas visitas los fines de semana. Por eso el Cementerio de la Recoleta es un hit. La histórica casa de Gardel no solo homenajeaba al gran cantor al mantener en pie su casa, sino que mostraba a todos los que la visitaban cómo era su vida, cómo era vivir en el Buenos Aires de antes, el de los años de gloria del tango. Era especial, un símbolo de la historia porteña proyectado al mundo. Es por eso que muchos porteños hoy están tristes, y hacen fuerza para que pronto volvamos a ver la casa de Carlitos en Jean Jaures 735. Total, era solo una modesta casita en el medio del Abasto. ¤