Estímulos de Innovación, Creatividad y Flexibilidad Parte I de II
El cambio cronológico de la población es una base de datos importante para la planificación adecuada de la salud, la educación, la economía, la vivienda, el transporte y todas las complejidades concernientes a la vida del ser humano. En Estados Unidos el grupo generacional conocido como los “Baby Boomers” (o de post guerra, 1945 en adelante) ya asciende a más de 70 millones y ha alcanzado el umbral de la “tercera edad” que reclama la necesidad de preservar el poder mental que le caracterizó con aquel optimismo de los años 50.
El Siglo XXI ofrece a los neurocientíficos un crisol de herramientas de biología molecular e imágenes (MRI, C-SCAN) para mirar por dentro y descifrar cómo trabaja el cerebro y lo que necesita para el mantenimiento de sus facultades intelectuales.
Mens Sana in Corpore Sano no es una frase cliché en latín, es toda una realidad, ya que mantener el cuerpo en buen estado físico implica cuidar la salud mental y viceversa. Mantener un cerebro saludable es estimularlo permanentemente para su desarrollo, crecimiento y flexibilidad a medida que el tiempo transcurre.
“El 60% de las personas mayores de 65 años ya presenta algún problema de memoria”
En la “tercera edad” es común olvidar el nombre de alguien, el título de una película, el lugar donde estacionó el auto, entender las instrucciones de la computadora, el iphone o encontrar aquella palabra precisa durante una conversación. En esta instancia comienza a sonar aquella alarma interna que nos alerta si estos olvidos recurrentes y lapsos de memoria tienen algo que ver con la pérdida real de la memoria y las primeras fases del deterioro mental (olvidos, confusión) que conducen al temido Alzheimer. En estas circunstancias, la preocupación por la salud mental y la ansiedad comienzan a manifestarse más aún cuando la persona recuerda toda su infancia, adolescencia y juventud, pero tiene evidentes lapsos de la memoria más reciente. No recuerda lo que hizo o qué comió ayer en la tarde, por ejemplo.
El 60% de las personas mayores de 65 años ya presenta algún problema de memoria, siendo la edad un factor influyente, según los datos de investigaciones médicas. “Los problemas concernientes a la memoria constituyen las primeras señales de la pérdida progresiva de las facultades cognitivas, y se manifiestan con una lentitud en la destreza mental y una reducción considerable de la aptitud intelectual”, de acuerdo con el Instituto Nacional del Envejecimiento.
Un cuestionario para evaluar su condición
Es notable como los investigadores norteamericanos estudian permanentemente el funcionamiento del cerebro. El Dr. Russell Blaylock, neurocirujano especialista en nutrición y salud, elaboró un cuestionario para identificar si la edad realmente está afectando al cerebro y la memoria.
-¿Se olvida usted con frecuencia el lugar dónde dejó sus anteojos? ¿Sus llaves?
-¿Tiene usted dificultad en encontrar la palabra precisa cuando habla con alguien?
-¿Olvida usted el nombre de las personas que acaba de conocer?
-¿Le cuesta a usted concentrarse en alguna tarea? ¿Se siente despistado?
-¿Se siente usted como si tuviera el cerebro nublado, que le impide pensar claramente?
Si usted identifica que una, varias o todas las preguntas necesitan de una explicación médica, pues, no tarde en consultarla con el especialista.
Investigaciones recientes establecen que “nuestro cerebro está configurado para todo lo que es nuevo y estimulante, rasgo predominante del proceso natural de la adaptación para la supervivencia” según la Teoría de la Evolución del científico británico Charles Darwin (1840).
Experimentos científicos han demostrado que “cuando la persona interrumpe su plan de rutina y usa los cinco sentidos en una forma creativa, está estimulando las células nerviosas (neuronas), lo que contribuye a fortalecer el crecimiento neural y la agilidad del cerebro y con la capacidad de ir formando nuevas asociaciones y conexiones neuronales”. “La generación de nuevas células es una constante en el hipocampo (área del cerebro donde se estructura el aprendizaje y se registra la memoria) en todo ser humano” según lo demostró un estudio conjunto entre científicos norteamericanos y suizos con pacientes entre los 50 y 70 años de edad, realizado en 1998.
Cómo contrarrestar la pérdida de agilidad mental
Este es el momento de tomar acción para revertir un proceso anticipado (e inevitable) de la edad, aconsejan los neurocientíficos, y recomiendan además realizar actividades innovadoras para mantener y aumentar la habilidad cerebral y contrarrestar la pérdida de la agilidad mental, ya que la evidencia demuestra claramente que “el cerebro no tiene que deteriorarse al extremo a medida que la persona va cumpliendo años”, según asevera el Dr. Lawrence C. Katz, neurocientífico del Centro Médico de la Universidad Duke. Este estudio también afirma que el deterioro mental que sufren muchas personas no está relacionado con la pérdida de las células nerviosas (neuronas), las cuales se reproducen diariamente, sino por un proceso de reducción en el tamaño y la complejidad de las dendritas. Las dendritas son ramificaciones de las células nerviosas del cerebro que “reciben, procesan y guardan toda la información transmitida por otras ramificaciones de células nerviosas a través de las conexiones neurales en cadena conocidas como sinapsis, lo que forma la base de la memoria”. De aquí se infiere que si estas conexiones no se efectúan regularmente, las dendritas pueden atrofiarse, lo que reduciría la capacidad del cerebro de “poner nueva información” en el banco de la memoria como también de poder acceder a información anterior.
“Cuando la persona interrumpe su plan de rutina y usa los cinco sentidos en una forma creativa, está estimulando las células nerviosas”
Estudios neuronales han demostrado que las viejas neuronas pueden regenerar dendritas para compensar las perdidas y que “las neuronas en el hipocampo (estructura cerebral del aprendizaje y de la memoria) de las personas de mayor edad podrían desarrollar dendritas extensas”. No obstante, se comprobó que “en el cerebro de personas que padecen Alzheimer este crecimiento no ocurre, ya que parece que muchas neuronas retienen la capacidad de crecimiento en las últimas etapas de la vida”.
Los doctores Charles Gilbert y Jon Kaas, de las universidades Rochefeller y Vanderbilt, respectivamente, aseveran que “las neuronas en un cerebro adulto pueden desarrollar nuevas conexiones de dendritas para conectarse entre sí”, lo que demuestra que el cerebro posee una capacidad inmanente de reparación interna.
Ejercicio, relajación y dieta saludable, las claves
Investigaciones paralelas confirman que los circuitos neurales en los cerebros de personas adultas tienen la capacidad de cambios dramáticos, ya que en el cerebro, con el paso de los años, continúa la enorme habilidad de crecimiento, adaptación y cambio en el diseño de sus conexiones. Existen numerosos estudios que refuerzan la teoría de que el cerebro necesita ejercitar permanentemente su habilidad innata de crecimiento neural con ejercicios para mantener la mente sana, fuerte y flexible acorde con el paso del tiempo. La rutina y lo establecido adormecen el cerebro. Este órgano vital precisa de la estimulación de los cinco sentidos (visión, olfato, gusto, tacto y oído) para energizar la actividad neuronal creando así más conexiones entre las diferentes áreas del cerebro, y las células nerviosas generarán más nutrientes naturales, los que a su vez, aumentarán el tamaño y la complejidad de las ramificaciones nerviosas haciendo las células más resistentes a los efectos de la edad y creando nuevas asociaciones y conexiones.
“El cerebro necesita ejercitar permanentemente su habilidad innata de crecimiento neural con ejercicios para mantener la mente sana, fuerte y flexible”
El cerebro, como todo órgano, si no trabaja, se atrofia, (“if you don't use it, you lose it”).
Un estilo de vida saludable que incluya alimentos adecuados con múltiples, renovables y creativas actividades físicas y mentales y exento de stress, es lo mejor y más recomendable para la salud total del cerebro. ¤