Todos los niños necesitan, para su desarrollo y crecimiento, de la fantasía y la imaginación para poder recrear todas las situaciones que ellos desean
Siempre, desde pequeños, hemos disfrutado de la llegada de Papá Noel o de los Reyes Magos. La mayoría de nosotros podemos recordar alguna anécdota de esta época y seguramente sentiremos el placer de volver a recordarla, especialmente si somos los hacedores de crear esa magia, para que nuestros pequeños vivan esos momentos de ilusión.
Estas creencias populares se mantienen durante tanto tiempo porque niños y grandes deseamos creer que existen en nuestro interior, y disfrutamos viendo a nuestros hijos o nietos recrear estos momentos reviviendo los de nuestra niñez.
Algunos padres no están de acuerdo en fomentar esta fantasía porque consideran que le están mintiendo a sus hijos, y se sienten mal cuando el niño, ya más grande, les pregunta si “existen” en verdad Papá Noel o Los Reyes Magos.
La respuesta a la temida pregunta es justamente la verdad: respondemos que existen en nuestro interior, que es una “fantasía” que está en nuestro deseo y en nuestra imaginación.
Un niño con fantasía e imaginación será un adulto con más capacidad de adaptación a la realidad y con más posibilidad para crear diferentes proyectos a lo largo de su vida.
En cuanto a los regalos, es necesario pensar en aquellos adecuados para el niño, teniendo en cuenta la edad, su manera de ser, sus gustos y características. Los juguetes son herramientas esenciales para el buen desarrollo del niño, ya que estimulan la creatividad y la imaginación, especialmente aquellos que convierten al niño en protagonista.
Generalmente, en ésta época ellos piden en demasía, son impulsivos y a través de la publicidad, tienen una gran oferta para elegir. A veces cuesta decirles que “no”, pero es necesario dialogar con ellos sobre lo que piden y ayudarlos para que puedan elegir el juguete adecuado.
Los padres sabemos que a veces, ante tantos juguetes, los niños no le dan el valor a lo que tienen y en ocasiones dicen estar aburridos.
El exceso de regalos suele perjudicar la maduración del niño; al decir “no” ayudamos a educar el deseo, porque los pequeños no lo tienen definido, quieren todo y lo quieren ahora. La frustración los ayuda a crecer y a madurar.
La Navidad es un tiempo para compartir y para recrear la tradición que se mantiene a lo largo de los años. Debemos aprovechar éstas fiestas para compartir, especialmente con los pequeños, y que no todo esté centrado en los regalos, sino en el armado del árbol de Navidad, la carta a Papá Noel, etc.
Es importante transmitirles que es un tiempo de encuentros, de compartir y de reflexionar sobre nuestros afectos y que con nuestra actitud les demos a nuestros pequeños un mensaje, que aunque envuelto en papeles de colores y moños, signifique algo más que un par de juguetes. ©