Un uruguayo de sangre croata que inspiró a José Hernández
Los poetas Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi y Estanislao del Campo han sido considerados precursores de José Hernández. En realidad, ninguno de ellos lo fue, aunque tuvieron un común propósito de hacer hablar a gauchos con lenguaje campesino. En cambio hay un poeta no muy conocido, que fue muy precisamente precursor de José Hernández y según Jorge Luis Borges cabría decir que no fue otra cosa. En El Payador, Leopoldo Lugones dijo: “Don Antonio Lussich, que acababa de escribir un libro felicitado por José Hernández - Los Tres Gauchos Orientales -, poniendo en escena a tipos gauchos de la revolución uruguaya llamada Campaña de Aparicio, dióle el oportuno estímulo. De haberle enviado esa obra, resultó que José Hernández tuviera la feliz ocurrencia. La obra de Antonio Lussich apareció editada en Buenos Aires por la imprenta La Tribuna el 14 de junio de 1872. La carta en que José Hernández felicitó a Antonio Lussich, agradeciéndole el envío del libro es del 20 del mismo mes y año. Martín Fierro apareció en diciembre. Gallardos y generalmente apropiados al lenguaje y peculiaridades del campesino, los versos del Sr. Lussich formaban cuartetos, redondillas, décimas y también aquellas sextinas de payador que José Hernández debía adoptar como las más típicas”. En la obra de Lussich, tres veteranos, Julián Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión, cuentan las patriadas en las que participaron.
Sus narraciones no se limitan a la noticia histórica y abundan en confidencias autobiográficas y en quejas patéticas o indignadas que anticipan, como vamos a ver, casi verbalmente al Martín Fierro. Su tono no es el de Ascasubi o el de Hidalgo; es ya el de José Hernández.
Don Antonio Lussich había nacido un 23 de marzo de 1848 en Montevideo. Fue armador, arboricultor y hombre de letras. Su padre, Filip Luksic, marino mercante croata, había llegado en 1840 al Río de la Plata. Antonio se educó en el colegio alemán de Montevideo. Se afilió al Partido Blanco y se alistó en 1870 como soldado en el ejército de Timoteo Aparicio contra el gobierno de Lorenzo Batlle.
Los Tres Gauchos Orientales es un coloquio entre los nombrados personajes más arriba indicados, sobre la Revolución Oriental en circunstancias del desarme y pago del ejército.
También publicó El Matrero Luciano Santos, en 1875, el Rubio Pichinango y una obra humorística: Cantalicio Quirós y Miterio Castro en el club Uruguay.
El 5 de octubre de 1896, Antonio Lussich adquirió 1800 hectáreas de terreno virgen en Punta Ballenas en las inmediaciones de la actual Punta Del Este, casi sobre la costa del Río de la Plata e inicia una gran obra: la creación del Arboretum Lussich, un enorme jardín botánico natural.
En 1912 vendió su participación en la compañía naviera fundada por su padre a la Administración Nacional de Puertos para dedicarse por completo a su pasión. Falleció en Punta del Este en 1928.
Es digno notar que Martín Fierro dice:
“Yo llevé un moro de número;/¡ sobresaliente el matucho!/ con él gané en Ayacucho/ más plata que agua bendita,/ siempre el gaucho necesita/ un pingo pa fiarle un pucho.”
“Y aunque sin dar mas güeltas / con las prendas que tenía;/ jergas, poncho, cuanto había/ en casa tuito lo alcé./ A mi china la dejé/ media desnuda ese día.”
“No me faltaba una guasca;/ esa ocasión eché el resto:/bozal, maniador, cabestro,/ lazo, bolas y manea./¡El que hoy tan pobre me vea/ tal vez no creerá todo esto.”
Antes, Lussich había escrito:
“Me alcé con tuito el apero,/ freno rico y coscoja,/ riendas nuevitas en hoja/ trensadas con esmero,/ una corona de cuero/ de vaca muy bien curtida,/ hasta una manta fornida/ me truje de entre las canchas,/y aunque el chapiao no es pa marchas/ lo chanté al pingo enseguida.”
“Hice sudar al bolsillo/ porque nunca fuí tacaño;/ Traiba un gran poncho de paño/ que me alcanzaba al tobillo/ y un machazo cojinillo/ pa descansar mi osamenta;/ quise pasar la tormenta/ guarecido de hambre y frío/ sin dejar del pilcherío/ ni una argolla ferrugienta.”
“Mis espuelas macumbé,/ mi rebenque con virolas,/ rico facón, güenas bolas,/ manea y bozal saqué./ Dentro el tirador dejé/ diez pesos en plata blanca/ pa allegarme a cualquier banca/ pues al naipe tengo apego,/ y a mas presumo en el juego/ no tener la mano manca”.
Por último, digamos que Borges, con su peculiar juego conceptual, nos dijo: “Lussich prefigura a Hernández, pero si Hernández no hubiera escrito el Martín Fierro, inspirado por él, la obra de Lussich sería del todo insignificante y apenas merecería una pasajera mención en la historia de la literatura uruguaya”. Anotemos esta paradoja, que parece jugar mágicamente con el tiempo: Lussich crea a Hernández, siquiera de un modo parcial, y es creado por él. Menos asombrosamente, podría decirse que los diálogos de Lussich son un borrador ocasional, pero indiscutible, de la obra definitiva de Hernández. ®