El “Mono” Gatica

gaticaSus éxitos, errores y su trágica muerte a los 38 años

Sin lugar a dudas que José María Gatica, más conocido como “El Mono” Gatica, tenía ese don que atraía a los aficionados, y donde se presentaba, tanto en la vida cotidiana como dentro del cuadrilátero, era siempre espectáculo.
“El Mono” Gatica nació en Villa Mercedes en la provincia de San Luis, un día de fiesta para la patria argentina, el 25 de mayo de 1925, de donde llegaría a Buenos Aires a los 7 años de edad cuando sus padres buscaron mejores horizontes, trasladándose a la Capital Federal. Su familia no pasó buenos momentos y le tocó vivir momentos de miseria extrema, criándose prácticamente en la calle. A los 10 años salía a ganarse la vida para ayudar a su familia, lustrando zapatos en Plaza Constitución y sus puños fueron para ese niño lustrabotas su mejor aliado.

            Nunca pudo concurrir a la escuela, caminando por la vida sin saber leer ni escribir. Pero tenía ese algo de guerrero en la sangre y el boxeo fue para él su válvula de escape, porque el sufrimiento lo había hecho ganar muchas peleas que en la vida le había tocado enfrentar.

            Sus primeros pasos dentro del mundo del boxeo los dio en la zona portuaria de Buenos Aires en un local al cual concurrían marineros que apostaban en las peleas que allí se armaban sin ningún tipo de regulaciones, simplemente ponerse los guantes y a pelear. Allí empezó a sonar su nombre y más que su nombre, su apodo “El Mono,” un apodo que nunca le gustó. Prefería que lo llamaran “El Tigre” y en sus días de gloria quería que le dijeran “El Señor Gatica.” Allí lo descubrió el promotor Lázaro Koczil, quien le presentó a Nicholas Preziosa, entrenador de cierto renombre en aquella época, que comenzó a enseñarle algunos secretos del boxeo. Digo algunos, porque “El Mono” Gatica era un natural. Como amateur logró ser campeón de los Guantes de Oro y tenía todo para ser ídolo.

Ya como profesional llegó al Luna Park, la máxima catedral del boxeo argentino. Peleaba “El Mono” y era casa llena. A sus peleas concurrían las máximas autoridades de la época de los ‘40 y los ’50, como el presidente Juan Domingo Perón, Eva Perón y muchos más. Hay una anécdota que lo pinta al “Mono” Gatica como era su personalidad. El día que en el Luna Park le presentaron a Perón, le dijo, “Mi general, dos potencias se saludan.”

            Cobraba grandes bolsas por sus peleas. Como el dinero fluía abundantemente en sus bolsillos, comenzaron también sus excesos: ropa lujosa, autos último modelo, noches de parranda, etc.

Gatica se casó dos veces. Primero con Ema Fernández con quien procreó una hija a quien le dio el nombre de María Eva, en honor de Eva Perón. Y después con Ema Nora Guercio, a quien mucho le gustaba la vida de excesos que llevaba el ídolo.

            Con el apoyo gubernamental y siendo un ídolo de los argentinos, consiguió que le arreglaran una pelea en los Estados Unidos contra el entonces Campeón Mundial de los ligeros, Ike Williams. Su aire triunfalista le hizo sufrir un serio descalabro. Al “Mono” no se le ocurrió mejor idea que en el mismísimo primer round salir bajando los brazos y ponerle su mandíbula a Williams, quien ni lento ni perezoso, le aplicó la ley del cloroformo. Dicen que el General Perón y compañía se lo querían comer crudo. Cuando volvió, ni lo quisieron recibir.

            Sus combates contra Alfredo Prada captaron en su momento la atención de los argentinos por la gran rivalidad que había entre ellos. Se decía que Prada le tenía el número, como se dice en el argot boxístico. Después de que tanto Prada como Gatica se retiraran Gatica quedó prácticamente en la calle, mientras que Prada había sabido administrar las ganancias logradas en el duro deporte del boxeo y tenía algunos negocios, entre ellos un restaurant, donde le dio trabajo a Gatica como anfitrión, donde debía atender la clientela y sacarse algunas fotos con ellos.

            Pero un día un cliente con algunos tragos demás lo llamó “Mono.” Bueno, lo demás, imagínenlo. “El Mono” lo noqueó y allí terminó su trabajo de anfitrión.

            La muerte lo sorprendió en un insólito accidente. Para ganarse la vida y como era hincha de Independiente, vendía muñequitos con un diablito con los colores de su club y al tratar de pasar de un colectivo a otro, fue arrollado, encontrando la muerte a los 38 años de edad un 13 de noviembre de 1963.

            José María “El Mono” Gatica peleó dentro de la división de los ligeros y tuvo palmarés de 86 peleas ganadas, 72 de ellas por nocaut, perdió 7, tuvo 2 empates, para un total de 96 peleas profesionales. ¡Fue todo un personaje!

            Un gancho y nos vemos en la próxima de NOCAUT.

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